Çolak tiene imán

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Protagonizó el encuentro frente al Sporting, imponiendo su estilo desequilibrante y su puntería

03 oct 2016 . Actualizado a las 16:12 h.

José Rodríguez conoce de sobra la grada de Riazor. Pasó un par de tardes infiltrado en ella, a la altura del palco, y la escuchó empujar varias veces a pie de campo. Fue durante aquel curso en el que estuvo de prestado en A Coruña (2014-2015) antes de fichar por el Galatasaray. En Estambul convivió todo un año con Emre Çolak; por eso, cuando supo que el turco había aterrizado en Alvedro, el gitano se atrevió a apostar: «La gente se va a enamorar». La del Dépor, decía, la hambrienta afición blanquiazul.

Gente necesitada de un tipo capaz de hacerles batir palmas mientras sortea rivales con el cuero amarrado al pie. Que no requiera de un gol en el descuento ni de una parada de hemeroteca para abaratar el precio del abono. Este 8 venido de lejos, que por momentos recuerda a otro 8 con cátedra blanquiazul, le arrancó el sábado una ovación a una baldosa emplazada junto a la línea de cal, en el margen derecho del campo, según se enfilaba a Cuéllar. Allí fue a deshacerse de Moi Gómez a los 20 minutos de partido, enseñándole al futbolista más talentoso del adversario que cualquier esquina es buena para hacer brotar un jugadón.

Fue la acción más llamativa de Çolak, que se creció demasiado en el área tras haberse zafado de la marca. Su disparo desviado cerró de forma impropia una maniobra fenomenal. Lo mejor de todo lo que sucedió en el encuentro, junto al fantástico gol de Babel y a un taconazo genial. Este último se lo apuntó de nuevo el turco, que tiró de elegancia y recursos cuando el empuje de Rachid volvía a confinarlo en un rincón. El pase de espaldas a Bruno Gama volvió a quedar en nada cuando el portugués estrelló su posterior envío en un zaguero rival.

Los mejores centros salieron también de las botas del ex del Galatasaray. Una vez convencido Garitano, el futbolista se ha hecho con todo el pack. A él le ha confiado el míster la tarea de dar el grito de acción en esas jugadas que prepara tras las lonas del laboratorio de Abegondo. Experimentos a balón parado que por fin empiezan a arrojar algo de luz. Entre otras cosas, porque la bota que los pone en marcha sabe dónde colocar el balón. Además de originar el 1-0 botando una falta lateral, Çolak bocetó en el córner los remates que coronaron a Cuéllar después de que Albentosa y Andone los pusieran proa al gol.

Pasó, corrió, desbordó...

Al turco lo encumbró el sábado algo más que la belleza de casi todo lo que parió. La estadística se puso también de su lado, señalándolo como el futbolista que más balones envió al área y más pases definitivos distribuyó (cinco combinaciones que generaron un disparo posterior) de entre cuantos pisaron el césped durante el fin de semana en Primera División. En el ámbito doméstico acabó como el futbolista blanquiazul que más tuvo la pelota y el segundo que más kilómetros recorrió (11,13, por 11,83 de Bruno Gama). Provocó seis faltas y la tarjeta amarilla de un Meré al que sacó de quicio y de posición. Fue además el penúltimo en tocar esa bola con la que Babel incendió un estadio con nueva estrella. «Debe salvar problemas de idioma y de intensidad -avisaba José Rodríguez-, si lo consigue...» Ya tiene en pie a Riazor.