El futuro en sus botas

José M. Fernández PUNTO Y COMA

TORRE DE MARATHÓN

11 may 2016 . Actualizado a las 16:35 h.

La dura y cruda realidad. Desafortunadamente, el futuro del mejor jugador del Dépor no está en las manos de la entidad coruñesa. Diecisiete goles y ocho asistencias y la sensación de que con un poco más de ayuda sus prestaciones hubieran podido ser incluso superiores, han convertido a Lucas Pérez en una de las joyas del mercado, un delantero con una cláusula accesible para la Premier League y, más complicado, para algunos clubes españoles.

¿Qué puede hacer el Dépor si el jugador llega con los 20 millones de euros de cláusula de rescisión bajo el brazo? Probablemente, agradecer los servicios prestados, agudizar el ingenio para buscarle un sustituto y pensar que en su día echó el resto (1,5 millones de euros) por el 70 % de un delantero cuyo fichaje, por cierto, fue ampliamente criticado por quienes en los últimos tiempos se echan las manos a la cabeza por su salida. Lo reiteró ayer el presidente blanquiazul: El Dépor quiere que Lucas siga siendo su jugador referencia y no va a subastarlo.

Así que, por más que se empeñe el Dépor -y esa es su voluntad-, el futuro de Lucas lo decidirá el propio Lucas y el club que esté dispuesto a abonar los 20 millones. El resto es pura filfa, una especulación que solo conduce a la confusión y a generar un incómodo y desagradable ruido. Convencer al jugador pasa por una generosa oferta que supere a la actual -inferior en cualquier caso a lo que podría ofrecer la Premier- y fortalecer la posición del delantero en la plantilla rodeándole de un proyecto ambicioso. El pecado sería no intentar hacer todo lo posible por retener a quien ha sido el jugador franquicia del club; la penitencia, por anticipado, la lleva el Deportivo con una hipoteca anual fruto de un concurso de acreedores que le obliga a dedicar prácticamente una cuarta de sus ingresos a las hipotecas del pasado. Una carga que, por cierto, sus directos competidores no tienen.