Fidel, hombre de palabras, despachó su juicio encomendándose al cambio de tribunal: «La historia me absolverá». Le cayeron quince años en una cárcel cubana (no llegó a cumplir dos), pero dejó una (otra) frase memorable de esas que valen para casi todo. Hasta para hablar de fútbol, que no es la economía aunque también hace que mucha gente se quede sin salir los sábados por la noche. A Fede, que cuenta poquito (al Dépor le saldría igual pagarle por palabra que por minuto jugado) también le absolverá algún día la historia blanquiazul. Será al repasar la lista de goles redondos y detener la vista en el 2.000. El que le hizo el sábado al Málaga en una jugada que pareció individual pero fue colectiva. Porque a saber dónde habría acabado la galopada de Cartabia si no llegan a colaborar Torres, Weligton y Albentosa. Los boquerones pusieron lo suyo, y el argentino, de interesante pasado (un día lo confundieron con Messi y un carnicero lo hizo internacional) le recordó a Víctor todo lo que podría haber sido. Se adelantó por minutos a Lucas y dobló la cuenta de Manjarín. «El Dépor puede marcar mi carrera», dejó dicho Fede nada más aterrizar. De momento, no tiene pinta, así que por si acaso ha ido adelantando la absolución.