El próximo rival del Dépor ha incrementado su ritmo en la segunda vuelta
30 ene 2016 . Actualizado a las 13:30 h.El Rayo pisa el acelerador y llegará a Riazor en una momento de forma envidiable. Por lo visto en las últimas jornadas, el contrincante deportivista del próximo lunes (20.30 horas, digitales) obliga a jugar a un intenso ritmo, tanto en cuanto al fondo físico como en la velocidad que aplican sus futbolistas a todos sus lances. Con esta buena base, sumada al atrevido planteamiento ofensivo que identifica a los equipos entrenados por Paco Jémez, en esta segunda vuelta a punto estuvo de conquistar Mestalla y, solo siete días después, arrasó en apenas 45 minutos a un Celta plagado de suplentes.
La superioridad mostrada respecto a sus rivales en las dos últimas jornadas, cuando sumó un empate (el Valencia evitó la derrota con un gol a dos minutos del final) y una cómoda victoria en Vallecas, queda patente en los datos que acompañan estos partidos. Uno de los más llamativos destaca la velocidad media total del equipo. En Mestalla el Rayo voló a 8,89 kilómetros por hora de media, pero sobre todo destaca que recorrió 300 metros más que su adversario al esprint. Siete días después, llegó hasta los 400 metros más que el Celta por encima de los 24 kilómetros por hora de velocidad. Hasta lo arrasó en el número de veces que esprintó (188 a 158).
Estas cifras encierran así muchos lances que los futbolistas de la camiseta franjirroja ejecutaron a la máxima intensidad, como el avance mientras eliminas rivales, unos contra uno o robos lejos de la propia portería. Está claro que estas acciones no determinan el resultado final, pero vienen siendo la puerta para un buen número de ocasiones. Y ya se sabe que estas no implican que el Rayo vaya a ganar necesariamente, pero sí que le conceden objetivamente más posibilidades de lograr un buen resultado.
Cuestionado por estos datos tan llamativos y el cambio experimentado, su entrenador Paco Jémez se explica: «Entrenamos muy fuerte, a una intensidad altísima, porque así queremos competir. Todos los años nos hace un poco de daño la Copa, porque en una plantilla tan reducida como esta, en la que no podemos dar descanso a todos los que nos gustaría, entras en una dinámica de no entrenar, sino de competir y descansar y no nos permite meter sesiones de entrenamiento con volúmenes e intensidades altos. Y eso mi equipo lo nota. En cuanto hemos quedado eliminados de la Copa y el equipo ha vuelto a esas sesiones, el equipo se ve con más chispa e intensidad en la competición y capaz de prolongar los esfuerzos durante más tiempo. Aunque ha sido una mala noticia que nos hayan eliminado, también ha sido buena, porque nos ha permitido compensarlo por otro sitio».
Los 13 kilómetros recorridos por Trashorras y los 600 metros al esprint de Bebe
La letra pequeña de las cifras del Rayo Vallecano en la segunda vuelta arroja dos datos sin comparación en los dos partidos disputados. Contra el Valencia Trashorras superó la barrera de los trece kilómetros recorridos (13,180) y solo André Gomes (13,177) se acercó a su registro. «Para nosotros está claro que Roberto Trashorras es un jugador muy importante, que encaja muy bien en nuestra manera de jugar, sobre todo con balón y, además, ha aprendido a hacerlo sin él, pero el Rayo no depende de si Roberto está en el campo o no. Nosotros cambiamos todos los años 14 o 15 jugadores y todos los años empezamos de cero, en desventaja con otros equipos que mantienen al 80 o 90 % de su plantilla, pero al final esto nos hace trabajar más y, sobre todo, que no tenga que depender de uno u otro, sino que todo el mundo se comprometa con la manera en que lo hacemos», dijo.
El futbolista lucense, que en febrero cumplirá 35 años, disputa su quinta temporada en Vallecas, la cuarta a las órdenes de Paco, con quien se revela como el tercero en el ránking liguero de pases, con una media de 70 por partido, solo por detrás de los madridistas Kroos y Modric. Desde el pasado verano comparte vestuario con Bebe, quien contra el Celta dejó para las videotecas un regate espectacular sobre Hugo Mallo. El futbolista portugués practicó en aquel partido nada menos que 26 esprints a más de 24 kilómetros por hora y llegó a recorrer a esta velocidad en sucesivas carreras 624 metros. En el partido contra el Valencia Lass, quien apenas disputó una hora de juego, llegó a los 643 metros a la máxima intensidad durante los 28 esprints que completó.