A lo que el Dépor quiso

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

LOF

Los de Víctor marcaron el ritmo del partido para apenas sufrir frente al Betis

25 sep 2015 . Actualizado a las 14:11 h.

Víctor se rodeó en el banquillo de todos sus hombres gol. El partido del Villamarín iba de otra cosa. Al Betis de las transiciones rápidas y la mordiente arriba se le ganó por desgaste, en un duelo de tú a tú en cada metro de césped.

Centro del campo

Línea de cinco. Si frente al Sporting Mosquera tocó 102 veces el balón, ayer no entró en contacto con él ni en la mitad de ocasiones (50) y sin embargo volvió a ser el futbolista del Dépor con más participación en el juego. No amasaron la bola los visitantes, que tampoco anduvieron con miramientos a la hora de deshacerse del cuero. Apenas superaron el 70% de acierto en el pase. A cambio, el Betis no llegó al 80 y entregó cincuenta posesiones a lo largo de un duelo trabado en todo momento.

A ello contribuyó la línea fija de cinco centrocampistas distribuidos a modo de pantalla para frenar las circulaciones verdiblancas, que tuvieron que obviar la medular. No hubo temor a meter el pie, hasta dibujar el choque con más infracciones blanquiazules de lo que va de temporada (22, seis de Mosquera). La posesión (57%) fue para los de casa, pero nunca en zonas que implicaran riesgo. Xavi Torres desapareció y Petros solo dio señales de vida en las cercanías del área blanquiazul.

Defensa

Uno contra uno. Tras ese muro dispuesto a lo largo de la línea de centro del campo se abría un espacio enorme que desembocaba en los cuatro zagueros coruñeses, enfrentados en repetidos uno contra uno al frente de ataque bético. El lado más temible era el derecho, donde Joaquín y Rubén Castro envidaban a Navarro y Sidnei. Por la izquierda percutía Jorge Molina (perfectamente secado por Arribas) y se entregaba sin oponer resistencia una toma falsa de Van der Vaart. Al chico del Puerto se le atragantó el excapitán del Sevilla, que acabó por obligarle a cambiar varias veces de costado. Sidnei se sirvió de su zancada para hacer sombra a Castro lejos de zona de remate y estuvo mucho más fino en esa tarea que en la de iniciar jugada.

Ataque

La potencia de Jonathan. El repliegue, exitoso hasta madurar el partido, derivó en la soledad habitual de Jonathan en punta. Si en otras ocasiones Víctor reclamó la presión en bloque a la zaga adversaria, ayer el único incordio fue el hipermotivado uruguayo.

El internacional respondió a su primera titularidad con potencia y descaro. Obligó a la atención constante de Bruno y Westermann y demostró tener una enorme confianza en si mismo, con autopases con pinta de acto de fe que acababan acongojando a la grada. Tampoco se anduvo con miramientos a la hora de chutar desde cualquier posición. Una vocación por el disparo lejano incorporada como sello del Dépor esta campaña a la que se apuntaron varios de sus compañeros (con mucho más tino Fede que Mosquera).

Los cambios

Músculo en momentos clave. La cita fue calentándose y Víctor practicó una regresión a su elenco más reconocible, siempre con la premisa de guardar la ropa. Con Borges dotó de músculo la medular y con Juanfran cortó de raíz los deslices de Cartabia, dándole un apoyo a Laure frente a las irrupciones de Ceballos. Lucas reemplazó a Jonathan en la función de hombre libre, para fijar en soledad al eje de la zaga bética. El partido mantuvo el guion, el que el Dépor quiso escribir.