El culpable de todo

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

PACO PUENTES | Efe

Máximo goleador histórico y artífice del ascenso, el ariete cumple su sexto curso en el club al que llegó desde el Dépor

23 sep 2015 . Actualizado a las 11:14 h.

«El mismo día en que el Sevilla se proclamaba campeón de España, frente al Celta, nosotros rifábamos dos mulos. Le tocaron al propio Betis porque no se habían vendido todas las papeletas». Pascual Aparicio fue presidente verdiblanco en las duras, como recordaba en una entrevista en 1977. Y de su bolsillo salieron las 35.000 pesetas para que un conjunto que penaba en Tercera (la actual Segunda B) pudiera fichar a Manuel Domínguez. El delantero cántabro no sacó al equipo de la miseria iniciada a finales de los 40, cuando el sufrimientos constante fraguó aquello del «manque pierda», pero se convirtió en el gran goleador histórico del conjunto andaluz. Recuerdo perenne de aquellos años en los que el equipo no tenía ni para camisetas. De un lunar en la historia bética que Rubén Castro maquilló más de 60 años después.

A mediados de la pasada campaña, un tanto al Almería elevaba a 95 la cuenta del ariete canario con la verdiblanca (115 a día de hoy). Uno más que Domínguez y dos por encima de Rincón. Reflejo de la trascendencia del exjugador del Dépor en el club del Villamarín, que lo fichó por 1,5 millones de euros.

«Es un icono. Hablar del ascenso del Betis es hablar de él. De un depredador del área y de todo lo que genera, más allá del gol», afirma Luis César, que coincidió con el ariete en su paso fugaz por el Nástic. Fue la tercera cesión del punta desde A Coruña, donde jamás cuajó.

«Llegó de relleno y no como primer espada. Nunca se sintió protagonista», valora el técnico, con el que el futbolista aún mantiene una buena relación (nueve temporadas han transcurrido). El entrenador arousano define a Castro como «un chico tímido, introvertido. Nunca será un líder en el vestuario, ni ahora ni cuando cumpla cincuenta». 34 calza ya, pero Luis César cree que aún le queda cuerda: «Hablamos de alguien que convierte en gol el 70% de lo que se le da o lo que él genera. Alguien voraz en cualquier categoría. Nunca jugará en el Barça o el Madrid, pero si ahora mismo estuviera en uno de esos marcaría 25 goles esta temporada».

El curso pasado, el quinto de verdiblanco y el más prolífico de su carrera, anotó 33 para convertirse en el gran culpable del retorno a Primera. «Te confundías contra el Betis y era gol de Rubén -apunta quien se cruzó con él como entrenador del Albacete-. Él los ascendió». Consiguió aquello que no lograron Manuel Domínguez y sus 94 dianas: que el equipo subiera de categoría.

Pendiente de condena

Lo hizo además completando la hazaña de haber marcado ante todos los equipos de Primera y Segunda (los últimos en caer fueron Lugo y Racing). Mientras, su vida personal se sacudía: la jueza procesaba al jugador canario por cuatro delitos de maltrato a su expareja y la Fiscalía reclamaba una pena de dos años y un mes de prisión. La sentencia está por llegar. Parte de los ultras béticos se retrataron durante el proceso. «Rubén Castro alé, Rubén Castro alé, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien», le cantaron al jugador. Él se apuntó al fango: agradeció el apoyo y afirmó que «la gente es libre de cantar lo que quiera». Muy poca clase para tanto gol.

rubén castro delantero del betis