Más que un gol para la videoteca

Pedro José Barreiros Pereira
Pedro Barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Borges marcó tras ocho toques en los que el Dépor demostró facilidad ofensiva y gusto por el juego

16 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Fortísimo en defensa y letal en ataque, a este Dépor de Víctor aún hay que añadirle un talento más, el de jugón. El lunes abrió el marcador después de una acción de tiralíneas en la que dejó de manifiesto que una pretemporada adecuada y el trabajo diario en Abegondo acaban por dar sus frutos. Futbolistas de tres líneas del equipo, la defensa, el mediocampo y la delantera, tocan la pelota hasta en ocho ocasiones antes de que Borges descorchase la alegría en Vallecas. Este Deportivo no solo anhela sobrevivir en Primera, ya demostró que también sabe disfrutar.

La jugada se gestó en el minuto siete. Laure la inició en la banda, desde donde buscó en el centro a Mosquera, pero pareció sorprenderlo a contrapié, hasta llegó a resbalarse y el pase estuvo a punto de llegar a Trashorras. Lo salvó Fayçal, cuya importancia en la jugada resultó capital. Él fue quien devolvió el balón al armador del juego deportivista, ya erguido, y abrió luego a la izquierda hacia Luis Alberto tras el apoyo de Lucas, quien arrastró y sacó de posición al central rayista Amaya.

En la banda Luis Alberto, solo frente al lateral del Rayo, controló, se perfiló y armó la derecha en un santiamén. Así se sacó un centro bombeado que encontró la cabeza de Borges sin oposición. El costarricense, quien la pasada campaña se había estrenado en Vallecas con dos goles, uno cuando se aprovechó del mal rechace del meta en una estrategia y otro de penalti, volvió a ver puerta en el mismo escenario.

La jugada resultó toda una carta de presentación de este nuevo Dépor, el que Víctor en el papel de orfebre pule hasta el más mínimo detalle. Es el manual de uso de un equipo que apunta alto. Mosquera se revela como el eje sobre el que pivota todo. No es preciso que maneje todo el juego, pero sí se revela fundamental su capacidad de trabajo (ejecutó más entradas con robo que nadie), el exquisito sentido táctico para ir siempre una jugada por delante, y esa capacidad de generar juego tanto en largo como en corto. Con el ejemplo en el horizonte de aquel portento llamado Mauro Silva, sí que puede afirmarse que hace muchas temporadas que el Dépor no gozaba de un mediocentro como él.

Complementarios

En Vallecas pasaron menos balones por las botas de Mosquera que por las de sus dos compañeros del centro del campo: Fayçal, el que más lo tocó del Dépor, y Borges. Ambos se revelan como complementos perfectos. El francés es un portento físico. No para de moverse en todo el partido, abarca desde el área propia a la del rival y Víctor no ha dudado en elegirle para botar todas las acciones a balón parado. Borges aporta envergadura (fue quien más duelos aéreos ganó), inteligencia (se hartó de cortocircuitar el ataque local) y llegada, como demostró en el gol.

Pero el ataque también demostró que está para algo más que para rematar. Sin la maniobra de Lucas en el centro del campo quizá Amaya se hubiese encontrado en el área y hubiese abortado el remate de Borges. Mientras Luis Alberto dejó de lado aquellas teorías de que un diestro se las ve negras para centrar desde la izquierda. El mediapunta cedido por el Liverpool, volcado a esa banda para favorecer su profundidad y facilidad para el remate, se sacó de la chistera un centro milimétrico que pareció gol en cuanto Borges emprendió el salto.

La Liga no ha hecho más que empezar y esta se convirtió en solo la primera victoria, pero el Dépor más jugón ya enamora.