El técnico informa desde la grada al banquillo sobre la evolución de los partidos
12 may 2015 . Actualizado a las 09:59 h.Mucho antes de que la cabeza de Isaac Peral pariera el primer submarino eléctrico para la Marina española, Julio Verne ya había retratado el artefacto, dando forma a su Nautilus. El ingenio del escritor francés se anticipó a la invención de otras máquinas como el helicóptero o el ascensor. Lo que la imaginación de Yoichi Takahashi adelantó a toda una generación de críos fueron ciertos detalles sobre el fútbol del futuro. El creador, a principios de los ochenta, de la serie manga Capitán Tsubasa pintó aquellos campos interminables sobre los que corría Oliver Aton y evitaba goles Benji Price. Y en uno de sus cómics trazó además el duelo entre el New Team y un plantel procedente de una escuela de élite al que su entrenador movía como piezas de ajedrez. El míster seguía el duelo desde lo alto y repartía instrucciones a sus futbolistas mediante un pinganillo, permitiéndoles corregir de inmediato cualquier error.
El reglamento restringe todavía este tipo de comunicación directa entre la grada y el terreno de juego, pero cada vez más equipos trampean la ley con un enlace en el banquillo. Hace tiempo que en la Premier es habitual colocar a un técnico entre el público para que analice el duelo desde arriba, como ocurre, por ejemplo en el fútbol americano. En España la idea ha cuajado ya en varios equipos, como el Barça de Luis Enrique.
El asturiano es fan de la vista de pájaro y cuando no dispone de andamio al que trepar se fía de Robert Moreno como guía en las alturas. El segundo entrenador culé, responsable además del departamento de scouting, hace llegar sus observaciones al jefe a través de Juan Carlos Unzué, que se las transmite a Lucho en el banquillo.
El regreso de Víctor Sánchez al Dépor ha deparado algunas novedades en el uso de la tecnología para el análisis de partidos, incorporando entre otros detalles la versión futbolera del ojo de halcón. En Bilbao, Manu Sotelo ocupó uno de los pupitres destinados a la prensa y desde allí permaneció en comunicación constante con los ayudantes del madrileño, transmitiendo datos sobre el desempeño de los jugadores blanquiazules en el campo. En Anoeta tuvo el mismo emplazamiento, mientras que en La Rosaleda y el Martínez Valero pudo verse al cangués en una de las cabinas de radio.
También dispone de pecera fija en Riazor, la más centrada de las destinadas a los medios. Allí se le pudo ver en los choques contra el Atlético y el Villarreal, y seguramente allí estará otra vez este domingo (huelga mediante) cuando rinda visita el Levante.
Eximido de la cocina de acciones de estrategia que le encargaron Vázquez y Fernández (en sus últimos días), Sánchez ha confiado en el polifacético preparador de porteros para interpretar los partidos desde otra perspectiva en tiempo real. Moderneces de dibujos animados.