El Deportivo, escaldado por lo sucedido hace cuatro años, sigue con preocupación el desenlace liguero
06 may 2015 . Actualizado a las 09:36 h.En estos días de mayo, cuando el pozo se echa encima del que no se mueve a tiempo, cualquier recurso parece bueno para salvar la embestida. Mucho antes de que la Justicia empezara a sacar los colores de los protagonistas de un Levante - Zaragoza con (presunto, ojo) tufo a apaño, ya hubo, por ejemplo, una grabación en la que el entonces capitán de los granotas charlaba tranquilamente con el presidente del club sobre una prima por perder ante el Athletic. Entonces se salvaron los vascos y descendió el Celta. En el caso maño, el perjudicado fue el Deportivo, que cuatro campañas después anda preocupado porque no se repita la pesadilla de un final de campeonato indigno.
La Liga, esa institución, presume ahora de pulcritud, ufanándose de que (ya no) ningún pacto entre contendientes tiene cabida. Sin embargo, probar ciertos cambalaches bajo cuerda tiene aspecto de quimera. ¿A quién va a escamar, pongamos el caso, que un jugador cedido por un club a otro que participa en la misma competición, cometa un penalti que favorece a su propietario? Al fin y al cabo, Naldo ya había manoteado esta temporada otro balón en su área, aunque en aquella ocasión, Mateu no apreció la pena máxima y el Celta cayó en Getafe.
El brasileño reincidió el pasado domingo y esta vez Prieto Iglesias cobró la infracción que puso por delante al Granada. La entidad andaluza que preside Quique Pina, agente de los futbolistas que pertenecen al Udinese; como por ejemplo... Sí, Naldo. Los italianos no incluyeron ninguna cláusula extraña en el préstamo del central, que pudo participar sin problemas en el curioso duelo contra el equipo regido por la misma persona que negocia en su nombre.
La victoria en el Coliseo empezó a dar la razón a Pina. El mandatario había asegurado que el descenso de los suyos es «imposible». Y eso, en «la temporada más extraña» que ha vivido. Tan peculiar que este fin de semana el visitante de Los Cármenes será el Córdoba, con cuyo presidente, Carlos González, protagonizó una entrañable instantánea durante la Feria de Sevilla.
Los clubes vecinos están además vinculados por el parentesco entre sus directores deportivos. Juan Carlos Cordero ejerce este papel en la entidad nazarí, mientras su hermano Pedro lo desempeña en la de El Arcángel.
Cúmulo de coincidencias que sin embargo no pueden levantar la más mínima suspicacia, atendiendo a la intachable trayectoria de Pina y al férreo control de la Liga.
Gil Manzano y el Athletic
Tampoco es posible pensar mal de la designación de Gil Manzano para la final que el Dépor tiene el sábado en San Mamés. Ya le tocaba al árbitro extremeño pitar un duelo del Athletic. Llevaba sin hacerlo desde el 23 de febrero del 2014, cuando los de Valverde visitaron el Villamarín.
Los bilbaínos vencieron, como en las tres citas en las que habían coincidido con ese colegiado durante la temporada. Ayudó, quizá, una serie de fallos menores. El atleta Gil Manzano llegó a tiempo de ver a un palmo de distancia cómo Perquis cometía penalti; un metro fuera de su área. No se percató, sin embargo, de una zancadilla de Balenziaga a Rubén Castro, ni de un paradón del lateral zurdo bajo palos, perdonando sin querer dos penaltis y una expulsión al Athletic. Al que desde entonces no ha vuelto a arbitrar. Casualmente, por supuesto.