Apenas se puso el campeonato de Liga en marcha, y al aficionado se le impone una jornada en blanco, sin causas suficientes que lo justifiquen. Estas medidas de privar al aficionado del habitual partido de su equipo es algo que no lo entienden todos, y menos le dan el visto bueno. El hincha quiere tener siempre la posibilidad de ir al fútbol, interese o no el partido. Lo que no aprueba es que le hagan desaparecer el espectáculo de su programa, puesto que le domina la costumbre de asistir cada fin de semana.
Ya empezaba a sonar esa 1-X-2 con los que algunos sueñan para poder hacerse millonarios. Pero no hay fútbol del campeonato de Liga y esta ausencia crea una desazón que no pasa inadvertido.
De esta ausencia radical que se impone en el fútbol del fin de semana de este mes de septiembre no puede decirse que resulte una normalidad. Para comprobarlo bastaría con una encuesta entre los asistentes a las tertulias domingueras.
El fútbol de la nueva temporada se presenta prometedor en lo que a vistosidad de refiere. Y, quizá, con algunos cambios visibles que se resolverán en unos encuentros que se presentan reñidos. Desde el que jugará el Deportivo en Éibar, equipo que está estrenándose en la División de Honor, hasta ese Celta del argentino Berizzo quien promete a la hinchada viguesa mantener el buen tono que al equipo de Balaídos había inculcado Luis Enrique. Por el momento no cabe más que abrir el compás de las esperanzas para los equipos gallegos militantes en la División de Honor. A uno y otro, les deseamos suerte.