Campo de pruebas en Pasarón

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández PONTEVEDRA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

RAMON LEIRO

Berizzo comprobó la solvencia de sus titulares y Víctor optó por las rotaciones

14 ago 2014 . Actualizado a las 10:21 h.

Presión adelantada y carrera continua de los meritorios del Dépor frente al sosiego en un once celeste con mucha pinta de repetirse en el inicio liguero. La dispar trascendencia que los técnicos dieron al choque marcó definitivamente el desarrollo del mismo.

Portería

Debate bajo palos. Cuando Yoel puso rumbo a Valencia, en la portería del Celta se abrió un pequeño debate. En la del Dépor parecía no existir ninguno. El partido de ayer solventó la discusión de los celestes y avivó una entre los blanquiazules.

Sergio Álvarez parece haberse convertido en la primera opción de Berizzo bajo palos. En el derbi estuvo impecable en las pocas ocasiones en las que el conjunto vigués permitió llegar con peligro al rival. Anduvo fino además en los desplazamientos en largo para iniciar jugada.

La meta coruñesa se la repartieron Fabricio y Lux. Más allá de que el canario fuese el único que logró permanecer imbatido (poco pudo hacer el argentino en los goles), lo cierto es que sigue poniéndole difícil al míster una decisión que se suponía tomada. Con la defensa adelantada, Fabricio demostró mucha velocidad a la hora de abandonar la portería. Además, respondió con reflejos a los remates de los vigueses. Lux, por su parte, transmite seguridad y manda. Sus gritos se escucharon varias veces para ordenar la línea de fuera de juego.

Defensa

Un Dépor de circunstancias. La pareja de centrales del Deportivo fue, una vez más, de circunstancias. Insua fue el único de los cuatro que pasaron por ella que tiene pinta de ir a ser titular a lo largo de la temporada. El de Arzúa rindió a buen nivel y hasta se atrevió varias veces a salir desde atrás con la bola jugada. Bergantiños todavía no está hecho a la posición, pese a los minutos que jugó en ella el pasado curso. Y Lopo volvió a demostrar que sufre ubicado tan arriba, aunque una vez más ofreció jerarquía comandando la línea. Una labor, la de llevar la voz cantante, en la que a Insua le falta mucho por aprender.

En los laterales, Seoane apenas tuvo trabajo, porque el mejor Nolito se vio en la segunda parte, cuando el ourensano estaba desplazado a la izquierda. Sin embargo, no se incorporó tanto al ataque como acostumbra. Una falta de vocación ofensiva que también acusó Canella. Esta inusual ausencia de alegría ofensiva dejó sin respaldo a los extremos.

Más frecuente fue ver a Planas y a Jonny en campo rival, aunque esto facilitase en ocasiones que los jugadores de ataque blanquiazules les ganasen la espalda. Mucho menos movimiento hubo en el centro de la defensa celeste. Fontás y Cabral vivieron bastante tranquilos.

Centro del campo

Sobriedad celeste, empeño blanquiazul. Víctor Fernández pidió a los suyos que se vaciaran para tapar las líneas de pase del Celta, al abrigo de la multitud de cambios disponibles. Esto se tradujo en frecuentes problemas para el conjunto celeste en la tarea de llevar la bola a campo contrario. Borja y Álex López perdieron algún balón peligroso, mientras que Krohn Dehli estuvo mucho más acertado a la hora de trasladar la bola. Sin la pelota, los centrocampistas dispuestos por Berizzo estuvieron muy solidario y consiguieron atascar la línea de creación blanquiazul.

Una medular de circunstancias, la de los coruñeses, que aunó primero a Wilk y a Juan Carlos. El canterano estuvo fino a la hora de salvar contrarios y quiso convertirse en protagonista, sabedor de que tiene que convencer al míster. En la segunda parte, José Rodríguez volvió a dejar buenos detalles tanto en la brega como en el pase, mientras que en el debe de Juan Domínguez quedó anotado el error que costó el primer gol.

Delantera

Trabajo de Borja y Toché, gol de Larrivey. La presión adelantada que ordenó Víctor Fernández llevó a Toché a vaciarse en labores defensivas. Un trabajo inmenso que prorrogó cuando su equipo tuvo el balón. Apenas disfrutó de ocasiones, porque la pelota pasó más tiempo en campo blanquizul, pero se movió sin cesar para servir de apoyo a la salida de balón y limpiar de defensas rivales la frontal, intentando que la segunda línea aprovechase los espacios. La tarea de desgaste y caídas a banda prosiguió con Borja.

El problema del Dépor estuvo en el traslado de la pelota hacia zonas de peligro. Fariña fue el único que ofreció garantías en la tarea. Cada vez que entró en contacto con la bola, logró desequilibrar y sus marcadores se vieron obligados a frenarle reiteradamente en falta. Cuenca también quiso participar, pero apenas logró hacerlo. Se le notó mucho la falta de rodaje, aunque arriesgó siempre intentando desequilibrar. El mismo problema que padeció Cavaleiro. Arizmendi pasó desapercibido.

En el Celta, el peligro lo puso Nolito. Una cruz sobre todo para Laure en la segunda mitad. No solo marcó y generó la acción que acabó en el último gol, sino que pidió la pelota y demostró estar en un estado de forma sensacional. Orellana, sin embargo, se fue apagando con el paso de los minutos. Destacó en la primera parte y desapareció en la segunda.

Larrivey se movió mucho menos en horizontal que los arietes del conjunto coruñés, pero sí bajó a descargar balones largos, imponiéndose casi siempre a sus marcadores, y apareció oportuno cuando fue necesario para cerrar el marcador.