Luis Fernández pega el estirón

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El suplente más utilizado de Primera y Segunda brilló en Huelva como titular y podría repetir

13 nov 2013 . Actualizado a las 18:05 h.

Hasta el domingo, un fino hilo unía las carreras de Nelson Oliveira y Luis Fernández. El de Burela, como antes el portugués, sufría condena al banquillo, convertido en el suplente más utilizado de Primera y Segunda. Diez veces había saltado al campo el canterano a buscar el gol con el partido ya empezado. Tantas como ahora suma Canales en el Valencia, y una más que otros nueve futbolistas de las dos categorías.

El domingo, Fernando Vázquez puso distancias con Jose Luis Oltra. El valenciano se resistió a dar bola al ahora punta del Rennes francés -donde acumula siete tantos en trece duelos- mientras Riki estuvo en condiciones de saltar al césped, con máscara o sin ella. Ese camino parecía llevar Luis Fernández, privado prematuramente de las citas coperas, pero el míster de Castrofeito le otorgó confianza en la plaza más difícil. En casa del líder.

Allí brilló el 24. No marcó, pero, con el Dépor atrincherado, supo fajarse con la zaga del Recre y abrir espacios para sus compañeros. Además, firmó la gran acción (control, incursión y disparo) que deparó el saque de esquina en el que nació el 0-1.

Notable despliegue que podría tener el premio de la continuidad ante el Mallorca, ya que Vázquez es poco amigo de tocar lo que funciona. Y Luis funciona.

Ambición manifiesta

«Soy jugador de la primera plantilla y se me tiene que exigir lo que se le exige a un jugador del Deportivo». Habitualmente cohibido en la sala de prensa, el punta sorprendió con su contundente proclama al responder sobre el posible exceso de presión para un recién llegado. Reconoció haber sufrido ansiedad por marcar -liberada, aseguró, tras anotarle al filial del Madrid-, pero rechazó cualquier tipo de privilegio por su condición de ex fabrilista.

«Soy muy exigente conmigo mismo -aseguró ante los medios-. Siempre quiero hacerlo lo mejor posible pero está claro que esto no es chegar e encher». La diana frente al Castilla ha ayudado a reducir el enorme salto a profesional, tras desechar numerosas propuestas de cesión. Una decisión la del rubio que le iba a impedir seguir rodándose esta temporada a las órdenes de Devesa. La ambiciosa idea pareció salirle rana, después de diez partidos con apenas trece minutos de media sobre el césped, jalonados con errores que él mismo calificó de «inexplicables». Pero el trabajo por fin da frutos.

Entrenamiento extra

Y es que en el cuerpo técnico están muy satisfechos con el progreso del ariete, sobre todo en cuanto a actitud. Llegó a Monforte fuera de forma (último en las pruebas de resistencia previas a la concentración) y sufrió para ponerse a tono. Brilló en el primer duelo de pretemporada, junto a su inseparable Lemos, pero pareció apagarse después.

Sin embargo, el empeño en triunfar se ha traducido en una absoluta implicación en las prácticas en Abegondo -«en los entrenamientos era un jugador y luego en los partidos era otro», lamentaba el futbolista hace solo una semana-. Es habitual que el burelés sea el último en retirarse al vestuario (Teles, Rudy o Culio, son otros de los que suelen hacer trabajo extra) para mejorar su apoyo en los disparos, el lanzamiento de faltas o los remates, en compañía de Vázquez o Manuel Pombo.

Además, ha participado junto al míster en entrenamientos vespertinos aprovechando los días de descanso (también lo han hecho, y seguirán así, otros recién llegados del filial).

La lucha con Borja

Todo para ponerle difícil al técnico una decisión sencilla sobre el papel. Limitados los refuerzos por la deuda, el míster debía elegir entre un futbolista de 20 años que solo había jugado en Tercera y otro traído del Atlético de Madrid y que, pese a su juventud, ya atesora una Bota de Oro con las categorías inferiores de la selección. Borja (como Riki hace un año) parecía intocable, pero Vázquez cree en la sana competencia. Ha premiado el esfuerzo de Luis, y al de Castrofeito nunca le ha temblado el pulso con sus apuestas.