El Deportivo igualó con diez y al final un partido en el que mereció más que el Zaragoza
21 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Riazor sostuvo en pie al Dépor para que acabase sumando un punto cuando más muerto parecía. Después de una segunda parte en la que había soplado y soplado sin fruto sobre el área de un Zaragoza menor, se encontró por detrás en el marcador en un lance que comienza a ser desgraciadamente clásico para sus intereses. Fue otra acción de estrategia (y así han sido cuatro de los cinco goles que ha recibido) que Víctor Rodríguez empujó solo a la red. Luisinho se quedó bajo palos y habilitó la posición del delantero. Con apenas once minutos por delante y un jugador menos, pues el propio lateral se autoexpulsó poco después, recibió la respiración asistida de la hinchada que nunca se rinde para alcanzar un empate imposible.
Si la afición se convirtió en el jugador número doce, sobre el campo emergió de nuevo la figura de Culio. Vital hace ocho días en Barcelona, cuando marcó al minuto de juego, otra vez asumió el mando y cargó a las espaldas con su equipo para sacarse de la chistera un gol genial cuando el partido moría. En realidad, marcó Borja, pues el misil del argentino desde veinte metros se estrelló en el larguero, pegó en la espalda de Leo Franco y se quedó botando sobre la línea hasta que el delantero marcó su primer gol en Riazor, el quinto de su cuenta esta temporada.
Pocas ideas
El Dépor acumula su quinta jornada sin perder y sigue en puestos de promoción, pero como local volvieron a faltarle ideas en ataque, aunque ofreció indicios de por dónde está tratando de mejorar. Fernando Vázquez ha empezado por el principio y por fin se vio a algún deportivista correr hasta la línea de fondo y centrar, aunque en el área no se encontró con el mejor día de Borja. A la media hora el hijo de Bastón falló un gol cantado. Laure puso la pelota en el punto de penalti, pero el delantero, quien nada más comenzar ya se había entretenido tras un buen pase de Juan Domínguez, empaló alto.
Le pasó como al Zaragoza, que prometió en la primera parte, cuando Insua se cruzó salvador en una carrera de Montañés y Lux respondió imperial a un mano a mano con Víctor Rodríguez, pero acabó diluyéndose sin remisión. Cosas del fútbol, ambos tocaron la gloria tras el descanso, cuando apenas la buscaban. Tras el gol los maños incluso pudieron abrir brecha, pues con el Dépor volcado Lux pifió en un regate en el área pequeña a Cortés, pero el lateral reaccionó lento.
Para entonces, los deportivistas habían retornado al sistema de doble pivote y sobrevivían gracias al derroche de Wilk, magistral en el corte y con apariciones de enjundia en ataque, aunque sustituido en el tramo final. También había aparecido por fin Antonio Núñez, debutante en Liga, pero poco preciso con el balón en los pies. El Dépor asediaba, pero perdía. Y cuando el Zaragoza acariciaba el triunfo solo Culio, todo carácter, dio un punto.
