Un soberbio ejercicio defensivo

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Álex Caparrós

El Dépor volvió a exprimir su sobriedad para ganar el cuarto partido fuera

14 oct 2013 . Actualizado a las 14:52 h.

En la universidad del tiqui taca, el vivero de las perlas del Barcelona, el Dépor impartió una clase de oficio futbolístico. Solidaridad, orden, seriedad y arrobas de trabajo se convirtieron en sus armas para imponerse a un filial que, en líneas generales, lo supera en calidad técnica y talento ofensivo, aunque dejó claro que apenas le llega a la suela de los zapatos a la hora de conocer los entresijos de la defensa.

Posición

Un acordeón de cinco centrocampistas para ahogar al rival

Con Borja como referencia por delante en la presión, los cinco centrocampistas que el Dépor plantó en el campo dejaron sin ideas a los jóvenes azulgrana. Arizmendi, Juan Domínguez, Wilk, Culio y Rudy no formaron una línea estática, sino que se escalonaba y se movía al estilo de un acordeón que, visto el triunfo final, ofreció una música maravillosa.

Fundamento

Una defensa de cuento para un bloque solidario

Las ayudas se multiplicaron. Solo desde la solidaridad y la asociación en torno al balón, esté o no en su poder (especialmente en este último caso, pues el Barça B protagonizó la posesión: 65-35 acabó la primera parte en esta faceta), el Dépor triunfó. La solidaridad se comprobó no solo en las ayudas en los marcajes y las vigilancias, sino también cuando un deportivista abandonaba su posición y un compañero le sustituía de inmediato.

Ayudas

Marcajes de tres contra uno en las bandas

El ejemplo más claro volvió a verse en el extremo del campo. En la banda derecha del Dépor a Dani Nieto lo presionaban habitualmente: Laure, Arizmendi y Kaká, mientras Wilk seguía la jugada en segundo plano por si el barcelonista lograba zafarse. En la izquierda deportivista se repetía la imagen: en una jugada de Denis Suárez ahí estaban Álex Bergantiños, Manuel Pablo y hasta Culio.

Ocasiones

Problemas solo cuando el filial se sale del guion previsto

El planteamiento defensivo del Dépor solo pasó por apuros cuando el Barcelona B improvisó. Y, pese a la calidad técnica de los jóvenes culés, esto solo sucedió a cuenta gotas. Una vez en la primera parte, la acción individual de Denis Suárez, quien regateó a Juan Domínguez y a Laure, pero Nieto remató flojo, así como en el chut de Ilie con el que Lux demostró que los coruñeses también disponen de un gran portero.

En ataque

¿Cómo un equipo sin extremos puede triunfar por las bandas? Frente al Barcelona B Fernando Vázquez pareció resolver la cuadratura del círculo. Pegados a la línea de cal Arizmendi y Rudy llevaron todo el peligro del Dépor. Ambos tenían las ideas muy claras: arrancar en velocidad, llegar a la línea de fondo y centrar. Con un plan tan sencillo, y tan duro de practicar habida cuenta de la plantilla de que disponen, los coruñeses llegaron al descanso en ventaja.

Iniciativa

Un paso atrás y la irrupción final de Marchena

Quizá respondió a la presumible regañina de su entrenador en el descanso, o a una suerte de vergüenza torera dispuesta a enmendar su mala primera parte, pero el caso es que el Barcelona B regresó al terreno de juego con más ímpetu y velocidad. Por fin sus futbolistas se atrevieron a encarar a sus pares y hasta colgaron un par de balones en la frontal que se tradujeron en peligrosas faltas (una se estrelló en el larguero) y un momento de duda en el Dépor. La defensa se parapetó en la línea del área grande, de donde Marchena rescató algún balón peligroso a la espalda de Kaká.

Preparación

Faltó la chispa en las bandas tras el descanso

Pero el Dépor no solo notó en defensa el paso de los minutos. También en los extremos, donde había provocado serios dolores de cabeza hasta el descanso, pero luego no apareció. Acusó entonces el precario estado de forma de Arizmendi, apenas una sombra hasta que Fernando Vázquez se decidió a retirarlo a ocho minutos del final, y el cansancio de Rudy, el último cambio del partido al filo de la prolongación. Además, sus recambios no fueron para mantener la idea de entrar por las bandas (en el banquillo solo Seoane y Luisinho parecían capacitados), sino para sostener el marcador.