Las virtudes del hijo de Bastón

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Viejos compañeros y técnicos de Borja González hablan del candidato a la delantera del Dépor

21 ago 2013 . Actualizado a las 18:15 h.

«No solo la Bota de Oro, también está aquel día en que le metimos siete a Portugal; ¡él marcó cinco!». Si alguien conoce (y quiere) bien a Borja González ese es Ginés Meléndez. El coordinador de las categorías inferiores de la selección entrenaba a la sub 17 en aquel Mundial en el que se destapó el hijo de Miguel Bastón (el marinense, antiguo portero del Atlético, que hoy prepara a los metas del filial mientras su vástago milita en el primer equipo). De ese campeonato disputado en Nigeria (en el que España fue tercera), el ariete se trajo el galardón al máximo goleador (cinco dianas) y también un problema en el menisco que empezó a entorpecer su progresión.

Sabor agridulce que se acentuaría meses más tarde. Un 15 de mayo del 2010, durante su estreno con el primer equipo colchonero, Borja se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. «He aprendido a sufrir y a ver que esto no es un camino de rosas. Ahora me llega una vida nueva, se acaba el túnel», declaraba el día de su reaparición, siete meses después.

El sufrimiento pasado durante más de medio año tuvo que ver con el parón en una progresión espectacular, que le llevó a triunfar en las categorías inferiores de su club y en las de la selección. En su primer torneo internacional, con la sub 16, le endosó cinco a Portugal en aquella final a la que se refería Meléndez. Con la sub 19 le arrebató el puesto de titular a Morata y brilló en compañía de Koke, Isco o Muniain. «Es un chico extraordinario, una excepcional persona», destaca en conversación con La Voz el entonces técnico del combinado nacional, que lamenta que la lesión le tocase precisamente «cuando mejor estaba».

Para relanzar la trayectoria de Borja, el Atlético optó por las cesiones. La primera, hace dos campañas, llevó al delantero al Murcia que dirigía Iñaki Alonso. «Aquel año, nuestro delantero titular se rompió la tibia y el peroné en la segunda jornada -recuerda el entrenador-, y el chico respondió muy bien a la presión». Disputó 19 encuentros (seis como titular), en los que marcó cuatro tantos (uno cada 185 minutos).

«Tiene un cañón en la pierna derecha», destaca Alonso, para quien la principal mejoría del delantero bajo su tutela fue «en el remate de cabeza» (mide 1,91). «También parece que ha evolucionado mucho en el juego asociativo y de espaldas a portería», explica el técnico antes de desvelar una de las claves de su evolución: «Era de los que se quedaba al final de los entrenamientos para ejercitarse y practicar el disparo».

Gran rematador

Unas virtudes, las del buen juego y el trabajo, que confirmó en su posterior salida a préstamo. En el Huesca jugó 31 partidos de Liga durante la pasada temporada (19 como titular) y su registro anotador se elevó hasta las nueve dianas (una cada 190 minutos). Entre sus compañeros en esta nueva etapa figuraba Juanjo Camacho, quien ayer contaba a La Voz que Borja llegó al conjunto oscense «con el hambre y la ilusión normal de un chico joven» (tiene 20 años). El todavía futbolista del club aragonés define al canterano rojiblanco como «un rematador puro, aunque no le falta técnica si tiene que jugar lejos del área». «Aprovechó todas las oportunidades que tuvo -subraya el centrocampista-; y si lo hizo aquí, en un equipo modesto, imagino que en el Dépor podrá tener todavía mejores números».

Y es que el equipo blanquiazul se perfila cada vez más como el próximo destino de Borja González (Bastón, por aquello del orgullo paterno). El último comunicado del club coruñés insistió en que la salida de Assunçao es el «tema pendiente» para que el ariete tan esperado por Vázquez llegue de una vez.