Una tomadura de pelo

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

TORRE DE MARATHÓN

22 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ayer se repitió el ritual de cada año. Lendoiro se presentó ante los accionistas con la delegación de acciones que él dice tener y sacó adelante unas cuentas que no resisten el más mínimo análisis. Una tomadura de pelo de tintes épicos.

El informe de auditoría, que más de un experto considera light, desmonta una contabilidad construida de una manera burda, al igual que en los años anteriores. Porque no hay que olvidar que desde hace años las cuentas que Lendoiro presenta a los accionistas que se dan cita en Santa María del Mar son pura filfa. Se trata de un engaño tremendo al deportivismo, a todos aquellos que de buena fe creen que quien gestiona su querida entidad está lo suficientemente capacitado para dirigirla y es lo suficientemente honesto como para contarles la verdad.

Pero tampoco sería correcto decir que nadie sabía nada. Empezando por los consejeros de Lendoiro, Felipe Marcos, Pachi Dopico y Suso Rebollo, quienes en su cargo llevan implícita una responsabilidad enorme, por muy desproporcionada que sea para el papel de floreros que han decidido aceptar a las órdenes de Lendoiro. Tanto ellos, como quienes a sabiendas han contribuido a que el club se gobierne desde la mentira, tienen su parte de culpa en la ruina en la que se encuentra el Deportivo.

En la junta no hubo mayores sorpresas. Lendoiro no explicó lo realmente relevante. ¿Cuánto debe el club a Hacienda? ¿Qué argumentos serios ha presentado ante el fisco para que le acepten aplazamientos? ¿Por qué no entregó a los presentes el informe de auditoría? ¿Cuál es su responsabilidad en todo lo que está sucediendo?

Nunca hay lugar para la autocrítica en el discurso de Lendoiro. Actúa como si fuera el propietario, como si el hecho de que no sea capaz de llegar a un acuerdo con Hacienda fuera culpa de Hacienda; como si la circunstancia de que el equipo sea el colista sea responsabilidad única de Oltra; como si los futbolistas que se van del Deportivo y quieren cobrar fueran unos ladrones; y como si los periodistas que cuentan lo que él quiere ocultar fueran demonios que quieren llevar al club al infierno.

A Lendoiro ya no le cree nadie. Y eso es un problema muy grave para el Deportivo, cuya supervivencia pende de un hilo y requiere de personas solventes al frente. Alguien con quien los acreedores se puedan sentar sin recordar las veces que se han sentido engañados. Una persona, en definitiva, que genere confianza y que deje de pensar en sus intereses para sacar adelante a un Deportivo que se merece algo algo mejor.