No literalmente, pero si de forma figurada. Y es que a la hora de darle forma a un hogar las cortinas son elemento fundamental en la decoración
03 mar 2015 . Actualizado a las 17:13 h.Hagamos un ejercicio de memoria. Pensemos por un instante en ese momento de hace dos semanas, dos meses, dos años o dos décadas en el que nos enfrascamos en la búsqueda de una vivienda. Ya fuese de alquiler, para comprar o para erigir desde sus cimientos, hay ciertas claves que todos examinamos con ahínco. Mientras unos se pierden en la cantidad de baños y otros los hacen en la forma de las habitaciones, todos coincidimos en la necesidad de una correcta iluminación. Las principales quejas, sobre todo en el norte peninsular donde las horas de sol en pleno invierno brillan por su ausencia, son la falta de luz de ese piso que es perfecto exceptuando ese detalle. Ante ese gran inconveniente, abandonamos la obsesión y seguimos buscando. Y es que aunque pueda parecer una tontería, la forma en la que la luz natural entre, o no entre, en nuestro hogar determinará muchos parámetros de nuestras rutinas. Así, con esta máxima, ponemos esa gran pega hasta encontrar la ecuación perfecta.
Con las ventanas listas, que da igual que sean pequeñas o grandes ya que lo importante es que estén orientadas de forma correcta para acumular horas y horas de luz solar, ahora llega el momento de vestirlas a base de cortinas. Porque si otra cosa nos caracteriza a la gran mayoría del universo es el aprecio a que no nos vea nadie desde fuera. Pero su objetivo no es solo ofrecernos intimidad sino también enmarcar la ventana y darle forma ofreciéndole un atractivo estético filtrando además la luz del sol cuando es excesiva. Es decir, tirar la casa por la ventana a ritmo de cortinas pero de forma figurada. Por esta razón, una de las primeras tareas que tendremos al mudarnos es elegir unas cortinas puesto que, tradicionalmente, las persianas en estas altitudes son una obligación que no debe ni puede faltar.
Sin embargo, ante ese vital momento nos encontramos con que la elección no va a ser tan fácil como nos pintaron nuestras madres en nuestra infancia. Cuando todos pensábamos que solo existían esos dos o tres modelos que ella nos mostraba para nuestra habitación, lo cierto es que se trataban de sus favoritas y a nosotros solo nos correspondía tomar la última decisión. Después de vivir años engañados, nos llega a nosotros el momento. ¿Y qué elegimos? Difícil respuesta a tan simple cuestión ya que lo primero que hay que saber, conociendo ya con que colores, estampados o telas nos la queremos jugar, es que no existe uno si no varios modelos de cortinas -como las que podemos encontrar en El Corte Inglés-.
Por ejemplo, uno de los ejemplares más clásicos y tradicionales son las cortinas venecianas, esas formadas por pequeñas laminas unidas que pueden ir girando en función de la orientación del sol. De aluminio o madera y en una amplia paleta de colores, no les tenemos que decir que no de principio por considerarlas demasiado tradicionales. Todo lo contrario, sobre todo si queremos darle a nuestra casa un toque vintage poco cantoso.
Si queremos apostar por los tejidos tenemos varias opciones. Por un lado, los visillos que son cortinas de tela muy ligera y vapososa, predominantemente de hilo o lino. Este modelo es perfecto para aquellas estancias que no reciben mucha luz natural y que necesitan que estos filtros dejen pasar la mayor cantidad de sol. Por otro lado, y si se quiere el efecto contrario, la clave serán los cortinones, de tela mucho más gruesa para darle más cuerpo a la estancia. Con este tipo habitualmente lo que se hace es colocarlas de segunda piel, es decir, ponerlas con otra más fina y recogerlas a los lados. ¿Opciones? Lisas como esta Privium Lino Beige o esta con trabillas Dalini Udine Beige, o estampadas como esta con ollados Dalini Mojacar Beige.
Las menos convencionales
Si con estas opciones aún no estamos convencidos, siempre se puede tirar hacia los estores -como este Dalini Visillo Rojo disponible en crudo, marró y naranja-. Opción ideal sobre todo en áticos con ventanas en el techo, es una solución práctica y ligera ya que dan la posibilidad de ser enrrollables o plegables. Sea cual sea la elección, el resultado que ofrece es minimalista e ideal para decoraciones más vanguardistas.
Y ya si queremos desmarcarnos de todas las corrientes de decoración de estancias, ya sea para dormitorios o salones, una opción son los paneles japoneses. Desde el país del sol naciente, este modelo se ha hecho un hueco por su superposición ya que al tratarse de varios paneles -que pueden ser de tejidos y colores diferentes-, nos da más posibilidades de jugar con la decoración, sobre todo si se tienen grandes ventanales o puertas acristaladas.
Con esto claro y elegido el estilo más apropiado, ya solo queda comerse la cabeza con telas, colores y tamaños. Y sin olvidarnos de que en el baño también se pueden colocar -como esta Modian Fish Multicolor Transparente con estampado de peces-. No todo iba a ser coser y cantar.