Si se cumplen las previsiones, la serie hará de Geralt de Rivia, protagonista de la saga de literatura fantástica creada por el polaco Andrzej Sapkowski, un icono global

César Rodríguez

Hace apenas siete meses que terminó Juego de tronos, la serie que sedujo a millones de espectadores de todo el mundo con las correrías y conjuras de Jon Snow, Daenerys Targaryen, Tyrion Lannister y Sansa Stark por la corona de Poniente. La producción de HBO fue un hito. Marcó un antes y después a la hora de llevar a las pantallas sagas de literatura fantástica para adultos. Y dejó un vacío.

Desde la emisión del último capítulo, El trono de hierro, ninguna serie ha conseguido erigirse en la nueva referencia unánime para público y crítica. El reino quedó sin rey ni reina. Hasta ahora. Este viernes llega, de la mano de Netflix, una gran pretendiente, The Witcher. ¿Conseguirá igualar el fenómeno causado por la formidable adaptación de la obra de George R.R. Martin? Lo sabremos en los próximos días, pero hay razones de sobra para considerarla una poderosa aspirante.

La primera es la base literaria. Juego de tronos funcionó como un reloj mientras se movió bajo el paraguas argumental de la inacabada Canción de Hielo y Fuego. The Witcher tiene un magnífico respaldo. Otra gran referencia de la literatura fantástica contemporánea para adultos, la ya terminada saga de Geralt de Rivia del polaco Andrej Sapkowski, compuesta por nueve libros, entre novelas y colecciones de relatos, que ya han cautivado a decenas de miles de lectores en España desde la publicación, en el año 2002, y con una celebrada traducción del original polaco, de La Espada del destino (Bibliopolis / Alamut). 

Ellos viajaron a través de las páginas a un complejo y poco tópico mundo mágico-medieval nacido de un cataclismo. Como en los clásicos del género, hay elfos, enanos,  gnomos, magos, bestias, maldiciones... Pero ahí acaban las concesiones a los tópicos. El autor polaco gusta de incorporar figuras y elementos de leyendas y relatos populares, pero los transforma y los deforma, a veces de forma esperpéntica. Sapkowski huye de los clásicos esquemas de buenos y malos. Y retrata un universo fantástico de una manera sucia y realista, incluso descarnada. Hay violencia, sexo, suciedad, injusticia y muchas muertes.También luchas despiadadas y cainitas entre los hegemónicos reyes de los  humanos, que practican el racismo de forma abierta contra las otras especies, y conjuras y maniobras de personajes tan oscuros que harían sonrojarse a Ramsay Bolton o a Cersei Lannister.

Libros, videojuegos, serie...

Netflix tiene un tesoro a su disposición. Como lo tuvo antes la productora polaca de videojuegos CD Project, que recreó la saga en tres títulos de rol para adultos que se convirtieron en éxitos de alcance mundial. La última entrega de aquella serie, The Witcher 3: Wild Hunt, fue calificada por la crítica especializada como una obra maestra y como una de las mejores piezas de la historia del ocio electrónico. Aquella adaptación vendió más de seis millones de copias y despertó aún más el interés por una saga que tiene un protagonista indiscutible y carismático. 

Se llama Geralt de Rivia. Gasta larga melena blanca, tiene la voz áspera, cabalga a lomos de una yegua llamada Sardinilla y arrastra una tortuosa historia personal. No conoció a sus padres y fue criado por una orden de guerreros mutantes que nomadean y se ganan el jornal cazando todo tipo de monstruos. Lleva dos espadas a la espalda: una de acero, para los hombres; y otra de plata, para las criaturas mágicas. Geralt (también llamado el lobo blanco, Gwynbleidd o el carnicero de Blaviken) usa más la primera. En el mundo creado por Sapkowski, los humanos son mucho más peligrosos que las bestias.  

Yennefer, Geralt y Ciri, los tres protagonistas de «The Witcher»
Yennefer, Geralt y Ciri, los tres protagonistas de «The Witcher»

Aunque trata de no involucrarse en grandes causas y en conflictos ajenos, Geralt siempre se mete en líos, tanto políticos como de faldas. Gusta mucho a las mujeres. Y él también tiene querencia por ellas. Sobre todo por las poderosas y problemáticas. 

Sus relaciones e interacciones con las hechiceras Yennefer de Vennerberg y Triss Merigold son uno de los ejes de la historia épica que cuentan los libros y aborda la serie. Aunque su vínculo más importante con una mujer no es de naturaleza amorosa y sexual. Es el destino el que lo une a la misteriosa princesa Cirilla de Cintra y el que lo mete de lleno en un gran remolino que decidirá quién gobierna el mundo. No puede huir de él por mucho que le aterre. 

De Supermán a Geralt de Rivia

El personaje de Geralt en la serie lo interpreta un actor de cierta fama, el británico Henry Cavill (Jersey, 1983). En televisión destacó como Charles Brandon en Los Tudor. Y ha sido Superman en tres películas. Pero es The Witcher el que puede convertirlo en un gran icono. También a sus compañeras de reparto, menos conocidas, Anya Chalotra (Wolverhampton, 1996, que encarna a Yennefer), Freya Allan (Oxfordshire, 2001, que interpreta a Ciri) o Anna Shaffer (Londres, 1992, que se mete en la piel de Triss).

La mayoría tuvieron que leer las obras de Sapkowski para afrontar el rodaje de una serie que también promete batallas espectaculares. Su creadora es la guionista y productora estadounidense Lauren Schmidt Hissrich, que ha desempeñado importantes responsabilidades en series como Daredevil o El ala oeste de la casa blanca.

La primera temporada de The Witcher cuenta con ocho episodios. Todos están ya disponibles en Netflix. La plataforma confía plenamente en el éxito de esta producción. Antes de su emisión, ya ha contratado una segunda temporada. Si hacemos casos a los comentarios de los que ya han visto -en pases privados- el primer episodio, oíremos y veremos muchas historias sobre brujos.