«True Detective» cae en desgracia

EFE

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Severas críticas a la segunda temporada de la serie tras su reciente final

12 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La segunda temporada de True Detective pagó el tremendo éxito de la serie original, calificada como revolucionaria, y se despidió de la audiencia el domingo tras ocho capítulos de asesinatos y corruptelas que fueron severamente criticados.

El episodio final, Omega Station, bombeó sangre a una trama que avanzó al ralentí y que fue escudriñada con lupa en Hollywood, donde muchos comentaristas transformaron su devoción por el programa en desprecio, hasta el punto de que alguno empezó su análisis con unas disculpas. «Quiero pedir perdón a cada uno de vosotros personalmente», escribió Brock Wilbur a sus lectores en el portal de Entertainment Tonight, en su inclemente repaso al desenlace de la serie como si hubiera tenido parte en la producción de Nic Pizzolatto, creador de la obra. Para Brian Lowry, de Variety, True Detective terminó siendo una «decepción mayúscula» que falló «en casi todos los niveles», mientras que en The Hollywood Reporter se señaló que los misterios que planteó el argumento carecían de sentido por momentos.

Este tipo de valoraciones acompañaron a la segunda temporada de la serie desde su esperado inicio, en junio, que sobre el papel parecía condenado a decepcionar después de que el primer True Detective fuera elevado a los altares de la ficción.

Lo cierto es que True Detective nació en el 2014 como una miniserie o serie limitada que no iba a tener segunda parte, con un concepto definido y ocho capítulos de una hora dirigidos por un solo realizador, Cary Fukunaga, quien consideró el proyecto como una película de largo formato.

La celebrada actuación de Matthew McConaughey y Woody Harrelson como dos detectives obligados a entenderse para resolver unos crímenes rituales redondeó un producto audiovisual que fue situado al nivel de Los Soprano y The Wire, considerados obras maestras de la pequeña pantalla.

En vista de la aclamación (casi) unánime, HBO encargó una segunda temporada que básicamente suponía relanzar el producto, con diferentes mimbres, pero con la misma fórmula y mismo nombre. Las caras nuevas de Colin Farrell, Rachel McAdams, Vince Vaughn y Taylor Kitsch, el cambio de localización (de Nueva Orleans a Los Ángeles) y de argumentación fueron insuficientes para refrescar una serie que, perdida su originalidad, dejó ver sus vergüenzas.

Los diálogos lentos y de cadencia cansina que predominan en True Detective y que en la temporada del 2014 resultaron cautivadores y filosóficos, en la del 2015 pasaron a ser irrelevantes y forzados, según los críticos, que insistieron en que la serie otorga un lugar secundario a la mujer, relegada a las tramas urdidas por hombres.

Las quejas por la excesiva masculinidad del programa afloraron en la segunda temporada igual que en la primera a pesar de la presencia de McAdams como coprotagonista, mientras que la trama con la que Pizzolatto confiaba sorprender a la audiencia fue acusada de ser demasiado retorcida. El hecho de que los capítulos tuvieran diferentes directores tampoco ayudó a la serie.