Verano. Parrillas aún más escuálidas que en invierno. Ante el inminente éxodo de buena parte de la audiencia (hay vacaciones y más vida ahí fuera) la televisión convencional fulmina sus programas franquicia y emite productos que ya vio casi todo el mundo y/o estrenos descafeinados. Es el momento de disfrutar de alguna de las grandes series del año que han podido pasar inadvertidas. Como Daredevil.
La legendaria Marvel (Capitán América, Vengadores, Iron Man) ha emprendido en los últimos años una potente ofensiva cinematográfica. Ha logrado bastantes millones en las salas y alguna que otra buena crítica, pero ninguna producción ha sido tan elogiada como Daredevil, que no es una película, sino una formidable serie, la primera coproducción entre Marvel y Netflix, la plataforma de televisión por Internet que llegará a España en otoño.
Realista, violenta y no apta para todos los públicos, esta adaptación de las aventuras del superhéroe ciego que defiende la ciudad Nueva York frente a organizaciones criminales ha hecho olvidar el sonrojante largometraje protagonizado por Ben Affleck en el año 2003. Y es que la serie bebe de las mejores fuentes, los cómics de Frank Miller (Sin City, 300). En este caso, y en muchos otros, la oscuridad da brillo a las series de mejor calidad.