Cada empresa tiene su clientela y cada canal cosecha su público. El de TVE, según las audiencias, se asienta en el sector de los mayores de 64 años y la cadena, ocupada en recuperar estandartes de eficacia probada en el pasado, parece más acomodada en retener a sus fieles que en intentar abrir el espectro.
Para reforzar a Mariló Montero en el triunvirato de las mañanas, se ha incorporado Paco Lobatón con La ventana QSD, siglas modernas para una versión reducida de Quién sabe dónde. Con el género de la entrevista-espectáculo en auge, TVE apostará por Bertín Osborne para su versión chester. Y en la noche del sábado, transformada por la crisis en la cita con el análisis y el debate político, contraatacará con las variedades de José Luis Moreno.
Pero, como sucede con la economía, no siempre es fiable confiarse con los valores que un día fueron seguros. He ahí Ramón García, que pasó sin pena ni gloria por un concurso de La 1 una vez silenciado el tañido de las campanadas.
A veces lo más sensato con el pasado es revisarlo con mirada irónica y mirar hacia delante. TVE también es capaz de hacerlo. Cada lunes factura la noche más pop de la semana con la serie El ministerio del tiempo y, de postre, Alaska y Segura, que anteayer hizo historia de la televisión al evocar con Fernando Arrabal, en directo, su mítica borrachera milenarista. O eso o el apocalipsis.