El polémico boxeador cambia los guantes por la colombofilia y protagoniza un «reality show» en EE.UU. en el que cuida aves
10 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Antes de ganar su primer título de peso pesado. Antes de subirse al ring y tener que bajarse de él para ir a la cárcel. Antes de besar los altares del deporte y de ser acusado y condenado por violación, Mike Tyson tenía alas. El que llegó a ser el mejor boxeador del mundo se refugiaba en su infancia un pequeño palomar en el cual criaba y entrenaba a estos pájaros en sus muchas tardes de soledad.
Ahora, un nuevo reality show emitido por el canal Animal Planet trata de resucitar la cara más desconocida de un boxeador que a sus 44 años representa lo mejor y lo peor del deporte estadounidense. Taking on Tyson, cuya traducción al español sería algo así como Conquistando a Tyson, se estrenó el pasado domingo en EE.UU. en horario de máxima audiencia y con una promesa en firme: lograr que este boxeador, que nunca ha sido entrenador profesional de palomas, acabe compitiendo en uno de los eventos deportivos más importantes de su país
Pero como todo reality show, este programa, que consta de seis partes y mezcla lecciones de entrenamientos con vivencias personales, juega también con la dicotomía que ha marcado la vida de este deportista, un hombre atrapado entre la bajeza de sus instintos y la grandeza de su destino. ¿Fighting o Fliying?, (¿Volar o pelear?), es la pregunta que el pasado domingo lanzaban los productores de este programa. La respuesta, según se vio en el capítulo de estreno, podrían ser las dos cosas. Y es que, tras ojear durante una hora Taking on Tyson, resulta prácticamente imposible separar al boxeador que hacía morder la lona a sus contrincantes del hombre delicado y suave que busca la paz entre las palomas.
Así lo explica el propio Tyson en el primer capítulo de su programa, en el que el deportista cuenta, por ejemplo, que fueron las palomas las que le ayudaron a sobrevivir a su infancia en una de las zonas más marginales de Brooklyn, donde el deportista sufrió los ataques de muchos de sus compañeros (algo casi inimaginable estos días). «De pequeño muchos de los chicos del barrio me acosaban y entonces, en aquellos años, mi única salvación era encerrarme en el palomar».
Su primera pelea
Frente a la cámara, Tyson reconoce además que fue su amor hacia estos pájaros lo que acabó por descubrirle su verdadera pasión, el día que uno de los matones de su barrio le arrancó la cabeza por diversión a una de sus palomas. «Esa fue la primera vez que me metí en un pelea. Salté sobre él y lo dejé en el suelo». A partir de ahí las manos de Tyson no volverían a acariciar una paloma. En su lugar, el niño asustadizo dio paso a un hombre temerario, siempre al borde de la locura y que con tan solo 20 años fue capaz de lograr su primer título mundial, para perderlo diez años después.
A nadie se le escapa que el programa supone la última oportunidad para este boxeador de restaurar una reputación tocada de muerte y que durante años le valió a Tyson el título del «peor hombre del mundo».
Imágenes como los dientes de Tyson clavados en la oreja del boxeador Evander Holyfield, o su comparecencia en una sala de juicios acusado de violar a una menor de 18 años en una habitación de hotel, son capítulos difíciles de borrar del imaginario estadounidense.
Tal y como le explica en una de las lecciones el entrenador personal de Tyson: «Lo malo de las palomas es que si las dejas volar demasiado pronto puede que nunca regresen». También la fama y los días de gloria de Tyson podrían haberse perdido para siempre, rumbo a ninguna parte. Si su resurrección en la televisión es demasiado pronta o no, solo el tiempo, y la audiencia, acabará por decirlo.