Vistoso espectáculo, sin duda. TVE cerró a lo grande sus cinco decenios con la Gala 50 Aniversario producida por Gestmusic. Más de tres horas con cuanto el canon dicta para un formato así, sobre todo apelando a su historia, y dando juego a muchos de sus iconos que, bien invitados a las butacas del auditorio del Fórum barcelonés o bien sobre el escenario, reaparecieron como llegados por el túnel del tiempo, algunos ahora canosos o flotando en naftalina, dicho con cariño, faltaría más. El recurso a sus «archivos secretos» fue la coartada para introducir varios sketches, unos recreados, otros con ayuda digital y la voz manipulada, que brindaron a TVE la oportunidad de mostrar su principal activo, la memoria audiovisual de cinco décadas en España. Tuvieron su gracia los duetos de Bisbal con Antonio Molina, Rosa con Rocío Jurado y Malú con Lola Flores. La aparición de Julio Iglesias cantando en inglés sonó a compromiso promocional. El homenaje a Chicho Ibáñez Serrador tuvo su punto con Un, dos, tres, elegido como el mejor programa en la vida de TVE. Vale, todo estupendo. Ahora bien, hubo demasiada nostalgia, como si TVE claudicara y asumiera que su audiencia media de ahora es la nacida y crecida con ellos. Miles de jóvenes habrán huido a otras cadenas, a no ser que desearan compartir los recuerdos de sus mayores. Una vez más (y el riesgo de hastío existe) repasaron la galería icónico-catódica de cincuenta años. Desde el La, la, la de Massiel a la fraguiana bomba de Palomares, el «Franco ha muerto» de Arias Navarro o la llegada del hombre a la Luna y la «Encanna» de Martes y Trece. Y una procesión de cabeceras fijadas en el imaginario colectivo de tiempos con tele única. Finalizada la gala, TVE haría bien en inocularse la nostalgia construyendo una cadena pública de contenidos renovados que revierta la frase con la que Juan Carlos Ortega despidió su última parodia: «Pues vaya una porquería de televisión que se hace hoy en día». «La televisión cumple contigo».