Carlinhos Brown puso ritmo a más de veinte mil personas en el San Froilán

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ÓSCAR CELA

El cantante brasileño ofreció el espectáculo musical más concurrido en la historia de Lugo El músico desplegó todo su repertorio de sonidos y palabras en favor de la paz y la libertad

11 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Lugo amanecía ayer con lluvia y frío. Era lunes. La resaca del Domingo das Mozas se podía apreciar en los lucenses que salían a la calle. Pero no era un lunes cualquiera. El Concello de Lugo comenzaba a lanzar mensajes: «Por favor no usen el coche». La horas pasaban, el día seguía lluvioso y los atascos eran múltiples. Sobre las siete y media, la N-VI, a su paso por Lugo, y las entradas a la ciudad estaban colapsadas. Miles de personas se agolpaban en el exterior de los antiguos campos de fútbol del Seminario mayor. Eran las ocho y cuarto. Quedaban quince minutos para comprobar si los cientos de kilos de arena que se echaron sobre la tierra del solar iban a soportar la llegada de lucenses y visitantes. Las puertas se abren. Entrada gratis. A correr para coger la mejor posición. Un enorme escenario estaba preparado para lanzar cien mil vatios de sonido y 200.000 de iluminación. Había dejado de llover Suben nueve músicos haciendo tocar sus timbales y entra en escena un hombre vestido con gabardina, gafas de sol y un sombrero en la cabeza. Es Carlinhos Brown. Aplausos y gritos: «Muchas gracias, práceme moito que as familias da cidade de Lugo estean hoxe aquí. Muchas gracias». Comienza el espectáculo, que será histórico para una ciudad como Lugo, que vive este año el 250 aniversario de las fiestas de San Froilán, posiblemente las más inolvidables por muchos acontecimientos y que se cerrarán hoy con el concierto de Dulce Pontes, a partir de las ocho y cuarto en la plaza de Santa María. El músico brasileño comenzó a soltar desde el primer tema todo su repertorio de ritmos. Ya en la segunda canción se deshizo de las gafas y el abrigo, quedando desnudo de cuerpo para arriba. Dominó la escena en todo momento e hizo que el público también fuese una partida más que activa en el espectáculo. Las estimaciones de la Policía Local señalaron que más de quince mil personas se dieron cita en el recinto, mientras que unas cinco mil se quedaron fuera, en un atasco de circulación, intentando aparcar o desistiendo de llegar. Los lucenses saltaron, cantaron y levantaron las palmas con las canciones y con cualquier palabra o indicación que les hacía Carlinhos Brown. Dejó clase de todo su repertorio a la hora de tocar instrumentos, ya sean de percusión, guitarra eléctrica o sonidos de voz. «Canta Lugo, canta Galicia», no paraba de gritar, mientras se acercaba al público en numerosas ocasiones, y éstos le tocaban. Entre tema y tema, discursos en favor de la paz, el amor, la familia, la libertad y contra la violencia de género. Hubo una indicación especial: «Gracias aos pais por deixar traer aos fillos, e xa sabedes que se bebes non conducir». Llevaba una hora de concierto. Y llegó el momento. Mariacaipirinha . Invitó a subir al escenario de cinco jóvenes. La locura. Incluso llegó a adaptar la canción para que veinte mil gargantas cantasen: «Galicia». Después, los bises. Así, dos horas de actuación. Ayer Lugo se echó a dormir con alegría.