INTERFERENCIAS | O |
25 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.CUALQUIER añadido al sufijo fago (comer) deriva en un calificativo que implica cualidad de comedor a quien se aplica. Un telefago sería un comedor de televisión. Quizá no sea muy original o quizá asentemos otra palabra al acervo de la lengua. Esa parece la pretensión de Antena 3, Tele 5 y La Primera (obviemos algunas autonómicas) con sus matinales del fin de semana, proponiendo alrededor de veinte horas dirigidas al target infantil y juvenil, curiosamente el que las estadísticas aseguran que está en condiciones de inferioridad cuantitativa por una simple cuestión demográfica, que tele ven la que le echen y más si les dejaran. Dibujos, muchísimos dibujos animados, y seriales, muchos seriales. De los primeros no se cuestiona la calidad, aunque síla cantidad. De los segundos se cuestionan ambas (véase Walker , claramente nocivo y muy perjudicial por su nula sensibilidad artística). Semejante avalancha de horas provocan dos tipos de damnificados: los adultos ociosos (por ejemplo, quienes consumen con fruición los matinales de lunes a viernes), y los adultos desesperados, porque preferirían otros contenidos para sus hijos. Pero también, y ahí está la clave, satisface a quienes el hecho de soportar a sus pequeños por unas horas les resulta un coñazo.