UNO DE los personajes generados y crecidos a la sombra de la telebasura, antes protagonista del cotilleo y ahora comentarista, es Belén Esteban, cuyo mérito en la vida fue haber compartido catre con Jesulín de Ubrique, de oficio, torero. Al parecer, la Esteban es diabética, y de vacaciones en Canarias sufrió una crisis, un bajón de glucosa que un periódico local recogió como noticia (en fin...), y unas cámaras enseguida se ocuparon del tema. Tiene mucha tela que esas cámaras hayan sido las de la pública TVE y Manuel Giménez, el ocupado de recoger el notición en Por la mañana ( La Primera). De algunos años para acá, los profesionales de la grabación practican el curioso deporte de caminar con la máquina al hombro, persiguiendo a famosetes y famosillos para hurtar planos que sus cadenas machacaran hasta la saciedad. A veces, los perseguidos se ponen estupendos y se hacen los interesantes, como si no fuera con ellos. Otras, reaccionan como basiliscos porque saben que eso también vende. A Belén le tocó el turno en Canarias y se hizo la indiferente, casi la ofendida (como si no hubiera anunciado su destino a los cuatro vientos). La sacaron vestida y también en bikini caminando por la acera. Quizá para que contemplásemos su espléndida figura. Y allí estaba el toro, tatuado en su aceptable trasero...