INTERFERENCIAS | O |
08 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.TELABASURA es la negación de la propia televisión, que en una definición muy primaria debiera emitir contenidos al servicio de la sociedad para divertirla, entretenerla, informarla y formarla. ¿Divierte y entretiene chapotear en los detritus del famoseo? Por lo visto, Sofres confirma que si. Claro que si los responsables de autorizar esos programas decidieran contribuir a dignificar a la sociedad, proponiendo alternativas más sanas de ocio, esa misma audiencia las seguiría. Al insistir en esa línea, evidencian mal gusto y, vaya usted a saber, si graves carencias intelectuales. Un programador iletrado no es igual a un programador culto... Y los hay. Alguien dijo que los despotricadores contra la telebasura (telerrealidad para dar el pego) es porque odian la tele. Un chiste afortunado. Por ejemplo, el sábado, Salsa rosa (Telecinco), otra catedral del chismorreo, la inquisición en formato marrón... Invitaron a Amparo Soler Leal, señora actriz que demostró señora integral pese a estar allí para hablar de sus difuntos maridos, Marsillach y el productor Matas. Hubo algún intento zafio de llevarla al terreno escabroso, pero lidió y ganó. Ah, pero lo que vino después fue de agarrarse. Llevaron a la asistenta de Carmina Ordóñez para contar el óbito. Puaf. Finalizaron con una lesbiana a la que la «gran hermana» Raquel «le robó» la novia. ¿Esta es la tele que gusta?...