Lucía Caraballo: «Siento un respeto máximo por hacer de gallega y por poner su acento»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

JAIME OLMEDO / NETFLIX

La intérprete encarna a la sobrina de Luis Zahera en «Animal», la comedia grabada en Galicia que triunfa en Netflix

08 oct 2025 . Actualizado a las 14:07 h.

A la actriz Lucía Caraballo (Madrid, 1999), su papel de Uxía, la sobrina de Luis Zahera en Animal, le sienta como anillo al dedo. Mientras habla de la serie de Netflix, su gata Muriel mordisquea sus tobillos. La intérprete adopta gatos enfermos; Muriel lo estaba. Y se siente muy reflejada en esas situaciones cómicas que plantea la ficción con las personas que ponen a sus mascotas por encima de todas las cosas. Además de interpretar a una amante de los animales tan parecida a ella misma, la serie le permitió conectar también con las raíces gallegas que heredó de sus abuelos y los recuerdos infantiles de sus veranos en Pontevedra.

—¿Cómo encajó esta inmersión en la Galicia rural?

—Para mí fue un sueño, porque me siento súper conectada a Galicia. No soy gallega y siento muchísimo respeto por hacer de gallega y poner su acento. Espero que no cante ni chirríe. Lo hice desde el respeto y el trabajo máximo. Lo primero que hice fue coger un coach. Le pregunté a Tamar Novas y estuve trabajando con Fede Rey, un lingüista gallego que ha trabajado con Javier Bardem y un montón de actores a los que ha ayudado a hacer esa transformación. Lo viví desde el amor, desde el respeto. Me encanta Galicia, soy una enamorada y me encantaría algún día tener ahí una casa y recuperar la que tuvieron mis abuelos. Lo que más recuerdo de niña es Pontevedra, mis veranos en Galicia. Además, la serie se grabó en Santiago. Mi abuelo estudió Derecho allí y la Facultad de Derecho estaba justo enfrente del apartamento donde yo vivía, así que hacía videoconferencias con él para enseñarle cómo es todo ahora. Fue muy emocionante.

—¿Se identifica con ese papel de responsable de una macrotienda de mascotas que vive por y para los animales?

—Siento que Uxía y yo nos parecemos muchísimo en la manera de ver el mundo, de mirarse a una misma, en esa necesidad casi compulsiva, un poco neurótica, de ayudar, de sentirse válida solamente cuando ayuda o trabaja mucho. Tuve que hacer primero un trabajo de desidentificación. Cuando estás tan pegada a un personaje me viene muy bien decir: «Vale, no soy yo; Uxía es un personaje». Si no lo hago, no le permito como cometer sus errores y la enjuicio más.

—En ese choque de dos mundos entre el veterinario rural de mayor edad y los jóvenes de ciudad que humanizan a las mascotas, ¿con quién se queda?

—Creo que Uxía y Antón se parecen mucho, están los dos bastante rotos y necesitados en ese momento en que se encuentran y acaban viviendo juntos. Pero me identifico mucho más con Uxía en su manera de ver a los animales. Y siento que el contraste que da esta comedia, más que por el choque generacional, se produce por la visión que tienen hacia los animales. Siendo profundamente animalistas los dos y entregando a ellos su vida laboral y personal, con todos los sacrificios que conllevan, tiene una visión súper distinta. Antón los trata solo como animales, pero antepone la salud y el bienestar animal a todo, a su propia seguridad, a sus horas de sueño, a su economía... Y Lucía también. Cree que Kawanda, donde ella trabaja, pone a los peluditos, como dice ella, en primer lugar. Y bueno, según va avanzando la serie, se dan cuenta de que ambos mundos tienen mucho que aprender uno del otro y se enriquecen mucho.

—¿Cuál es su vínculo personal con las mascotas?

—Yo adopto gatos enfermos. Esto es real y es algo que Víctor García León [creador de la serie] le regaló de mí a Uxía. Muriel [la gata le muerde los tobillos mientras habla] tenía dos cánceres, no tiene dientes y le falta un cachito de mandíbula. Y la primera gatita que adopté, Calabaza, que vive con mis padres, tiene pancreatitis. Hoy han llegado los resultados y mi madre estaba llorando de los nervios, no ha dormido.

—¿Cree que encajarán las bromas con humor aquellos que ponen a los animales por encima de todo?

—Yo me siento identificada con esos dueños y creo que no se los ridiculiza. Creo que se habla también de la parte más práctica y de veterinario, de cuando un animal está sufriendo y se sacrifica. Antón es más práctico y está acostumbrado a una vida más dura. Pero de repente, al llegar a los animales domésticos, tiene que enfrentarse con problemas nuevos, lo que no significa que no sean reales o que estén exagerados. Los dueños lo sentimos así, porque tenemos un vínculo emocional con nuestros peluditos. Yo llevo a Muriel muchas veces al veterinario porque la noto triste. Y mi veterinaria me entiende y le hace pruebas para ver qué le pasa.

«Luis Zahera es el chungo más tierno del planeta Tierra»

Lucía Caraballo estrenará en noviembre otra comedia, Todos los lados de la cama, que continúa la célebre saga. Y acaba de rodar otra película del mismo género, La maleta, de Carlos Therón.

—¿Qué tal ha ido la experiencia de trabajar con Luis Zahera en su faceta de actor de comedia?

—Luis es maravilloso. Cuando me preguntan por él me cuesta saber por dónde empezar, tengo tantas cosas buenas que decir... En lo personal es un ser humano maravilloso y un compañero ejemplar, súper generoso y ultra inteligente. Es un regalo trabajar con un compañero así. Desde el minuto uno, sin tener ni idea de quién soy, con toda la trayectoria, el reconocimiento y la posición que tiene él, que llegue y me diga: «¿Cómo ves esto, compañera? ¿Qué tienes que decir tú?» Tenderme la mano con una confianza plena en mí es algo que se agradece muchísimo siendo una actriz joven. No tener que ganarte un lugar de respeto, sino que se te dé de antemano por el hecho de ser compañeros. A nivel profesional, es una barbaridad, un animal escénico. Tiene una verdad que te obliga a ti a estar ahí, porque si no cantas la Traviata. Él está reaccionando en el aquí y el ahora a todo lo que pasa, incorporando todo lo que haces, con lo cual si te tira una más alta y tú no vas, la pelota se cae. Es genial, porque te mantiene todo el rato despierta al ser tan listo, tan buen actor y tan generoso. Es muy fácil salir bien parada de ahí, porque solamente tienes que devolverle la pelota y dejar que él la remate, como el gran número uno que creo que es. Tiene una ternura que va a enamorar, porque pocas veces se deja ver en sus personajes chungos. Es el chungo más tierno del planeta Tierra y mola que con Antón se vea esa parte suya.

—Y a usted, ¿qué género le gusta más?

—La comedia me encanta. Me da miedo decir esto por temor a que se me encasille, pero una comedia como Animal me parece un sueño, porque tiene muchísimas capas. Y me parece una visión del mundo muy bonita, de intentar reírte de la situación, relativizarla. Siento que la comedia te abre más posibilidades de explorarte como actriz, es tan enorme e implica tantas cosas... Fue un rodaje muy bonito y sentí un trípode artístico muy fuerte con Víctor García León y con Luis, un aprendizaje brutal. No siempre sucede que un director te coge, te mira a los ojos y ve lo que tienes que sumarle tú a la historia y al personaje.