Yolanda López Iglesias, psicopedagoga: «Cuando doy un diagnóstico de altas capacidades muchos niños me dicen si es que no están locos»

Lucía Blanco
Lucía Blanco LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Yolanda López es doctora en Educación, logopeda, asesora pedagógica y experta en altas capacidades.
Yolanda López es doctora en Educación, logopeda, asesora pedagógica y experta en altas capacidades. cedida

La doctora en Educación apuesta por el acompañamiento y por una evaluación temprana. «Pensamos que las altas capacidades hay que demostrarlas y no, hay que desarrollarlas», dice

19 abr 2025 . Actualizado a las 10:15 h.

Los mitos que aún rodean las altas capacidades dificultan su identificación, comprensión, el desarrollo y la atención educativa en el aula de estos niños. «Se cree que es únicamente un cociente intelectual superior o igual a 130 y se tiene que ver desde un enfoque multifactorial. Además de que puede haber una inteligencia superior al resto, también hay unos factores emocionales y una influencia del contexto que tiene que ser valorada», explica Yolanda López Iglesias, doctora en Educación, psicopedagoga, logopeda, profesora y experta en altas capacidades y desarrollo del talento.

—Además de asociarla exclusivamente con la inteligencia, ¿qué otras ideas erróneas se mantienen?

—Se cree que los niños con altas capacidades presentan siempre un alto rendimiento en toda las áreas sin presentar fracaso escolar. Y es verdad que pueden presentar un alto potencial en algunas materias, pero en otras pueden tener dificultades. Y otro mito sería que estos niños presentan algún tipo de trastorno mental o nulas habilidades sociales y puede ocurrir, pero no tiene que darse siempre.

—Aunque el colectivo es muy heterogéneo, ¿cuáles son las características que nos pueden hacer sospechar?

—Aunque no encontramos a dos niños con las mismas características, podemos hablar de características relacionadas con el desarrollo, por ejemplo, suelen ser niños autodidactas, que empiezan a hablar, a leer o a escribir antes que otros de la misma edad. También se puede identificar porque tienen una rapidez para aprender, un alto nivel de comprensión, una gran memoria y capacidad para procesar la información.

—Más de 90 % de los niños pasan por el aula sin ser identificados. ¿Qué genera esto en un menor?

—Si no detectamos estas necesidades de un aprendizaje distinto puede haber aburrimiento, desmotivación o desconexión de la clase. Esto puede influir en su rendimiento y en su autoestima porque no comprenden que nadie entienda cuáles son sus necesidades y pueden llegar al extremo de no querer ir al colegio.

—¿Qué relación hay entre el acoso y las altas capacidades?

—Mucho. Según un estudio del 2019, liderado por el doctor en Psicología Joaquín González-Cabrera, casi el 55 % de niños con altas capacidades han experimentado algún tipo de abuso y el 25 %, ciberacoso. Quizás los compañeros los ven diferentes porque presentan unas características distintas especialmente en el aprendizaje y esto hace que sean diana del bullying o de cyberbullying.

—¿Qué pueden hacer los docentes?

—La atención educativa de cualquier niño con unas necesidades específicas pasa por la formación. Especialmente en el mundo de las altas capacidades, el profesorado no está formado en la atención educativa y en la identificación, que debe empezar en la etapa de educación infantil.

—Si no hay un cambio en la formación de los profesores no podemos hablar de una mejora en la identificación.

—Justo. Además, durante muchos años nuestro sistema educativo se ha dirigido más a formar para detectar necesidades como el TEA, el déficit de atención o los trastornos conductuales. A mí me gusta decir que las escuelas y las familias se convierten en centros de desarrollo del talento, pero si no lo identificamos no lo podemos desarrollar, porque tenemos la idea de que la alta capacidad hay que demostrarla y no, hay que desarrollarla.

—A veces tampoco se identifica en casa.

—Una familia con un solo hijo que ha visto que desde los 3 años tiene interés por leer o que aprende rápido a sumar piensa que eso es lo habitual hasta que igual los avisan en el colegio. Otras familias por experiencias previas de los padres o por miedo a que se les tache como diferentes lo comunican en el colegio, pero pidiendo que no lo traten de manera distinta.

 «Algunos padres no quieren que le diga a su hijo que tiene altas capacidades»

Cuando llega la evaluación, la duda de comunicar que un niño tiene altas capacidades acompaña a muchas familias que temen que no se les entienda. «Siempre pregunto si el padre o la madre tiene altas capacidades y algunos me dicen que sí y que no quieren contar el caso de su hijo porque su experiencia en el colegio fue muy negativa», dice la pedagoga Yolanda López Iglesias.

—¿De dónde viene ese temor por contarlo?

—Porque aún la alta capacidad se ve como algo negativo y hay que verlo como algo positivo. Es únicamente una capacidad alta que va a permitir llegar a aprendizajes maravillosos y que si se acompañan correctamente pueden ser personas brillantes. Cuanto antes se identifique, antes se les podrá dar la respuesta y la atención necesaria para que sean desarrolladas.

—Esta visión negativa explica el miedo a la hora de comunicar el diagnóstico en los centros.

—Y de decírselo a sus propios hijos. Yo que hago diagnósticos, se lo comunico a los padres y a veces me dicen que no quieren que se lo cuente a su hijo porque tienen miedo de que lo vean diferente o le piden al pequeño que no se lo diga a nadie. Les estamos transmitiendo que es algo que tienen que esconder, de ahí que las familias necesiten el acompañamiento de algún profesional a la hora de comunicarlo al hijo o al centro para que vean que esto no es algo malo, no es una enfermedad que se pegue.

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—¿Cómo se le explica a un niño que tiene altas capacidades?

—Depende de la edad, pero la solución es no mentir. Decirles desde la tranquilidad que tienen una capacidad distinta al resto de sus compañeros y que por eso aprenden de manera diferente. Cuando saben que tienen altas capacidades muchas veces me dicen que si es que no están locos o si tienen algo en la cabeza. Aquí empieza este acompañamiento, igual que lo hacemos en áreas como el deporte, donde se ve normal que a una niña con una habilidad deportiva se le apunte en un club, pero cuando es algo relacionado con la inteligencia da miedo. En los centros escolares y en la familia el talento se tiende a tapar. Y quien no se siente

—Y si no se acompañan afectará también a su autoestima.

—Sí. No se acaban de conocer y afecta aún más a niñas y jóvenes con altas capacidades que son menos identificadas y muchas tienden a ocultar su talento para que no se las vea diferente.