Un estudio publicado en «The Lancet» advierte de que el cambio climático y el envejecimiento amenazan el futuro de la población europea
23 ago 2024 . Actualizado a las 09:14 h.Las temperaturas extremas son el fenómeno que más mata. Y aunque el frío siempre ha provocado más fallecimientos que el calor —según el Temperature-related mortality burden and projected change in 1368 European regions: a modelling study, por cada europeo que muere por calor, ocho lo hacen por frío—, y así seguirá siendo, los últimos estudios del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea revelan que las muertes por calor se elevarán drásticamente a lo largo de este siglo. Según las proyecciones, publicadas este jueves en la revista The Lancet Public Health, de aquí al 2100 las temperaturas extremas acabarán con la vida de unas 462.512 personas, lo que supondrá 55.000 más cada año.
Europa ha vivido estos últimos años algunos de sus veranos más cálidos, que han coincidido con elevadas tasas de mortalidad. La temperatura seguirá aumentando y, con las actuales políticas climáticas, también los fallecimientos asociados al calor que, según este trabajo, se triplicarán, pasando a ser unos 128.809 a finales de siglo.
Los puntos calientes
No todo el Viejo Continente sufrirá de la misma manera los efectos del calentamiento global. «España, Italia, Grecia y Francia serán puntos críticos —advierte Juan Carlos Císcar, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, responsable del trabajo—. Se verán particularmente afectados, tanto por las temperaturas, cada vez más elevadas, como por su población, cada vez más envejecida». A día de hoy, en nuestro país se producen 12 muertes atribuibles al calor por cada 100.000 habitantes. La cifra se cuadruplicará en el 2100.
La mayoría de los estudios anteriores sobre las muertes por calor y frío en Europa apenas contenían detalles a nivel local o, por el contrario, eran evaluaciones en profundidad, pero de países concretos, sobre todo de Europa Occidental. Este supone el primer análisis amplio de los riesgos sanitarios, actuales y futuros, de las temperaturas extremas en toda Europa que indaga en el impacto pormenorizado previsto. «Nuestro estudio analiza más de mil regiones de 30 países, lo que permite identificar los puntos calientes donde la población se verá más afectada», precisa el doctor Císcar. El conjunto de datos —generado mediante la observación de las características epidemiológicas y socioeconómicas de 854 ciudades europeas de más de 50.000 habitantes— se utilizó para modelizar el riesgo de mortalidad regional para distintos grupos de edad, de 20 a más de 85 años. Y usando una combinación de 11 modelos climáticos diferentes se realizaron estimaciones de las muertes actuales y futuras relacionadas con la temperatura para cuatro niveles de calentamiento global: 1,5 grados, 2, 3 y 4.
Los mayores de 85 años
Así, se concluyó que las temperaturas cálidas y frías provocan actualmente 407.538 muertes al año en toda Europa, de las cuales 363.809 están relacionadas con el frío y 43.729 con el calor. Los fallecimientos atribuídos al frío son más en Europa Oriental y en los países bálticos, y menos en Europa Central y partes del Sur, con tasas que oscilan entre 25 y 300 por cada 100.000 habitantes. Los relacionadas con el calor tienen las tasas más bajas en el Reino Unido y los países escandinavos, y las más altas en Croacia y las zonas más meridionales del continente. Con un calentamiento de tres grados —una estimación máxima basada en las políticas climáticas actuales—, se calcula que los decesos asociados a la temperatura aumenten un 13,5 %, impulsados por un aumento de los decesos por calor. La mayoría se producirán entre personas mayores de 85 años.
Según este estudio, de aquí a final de siglo se reducirán las muertes relacionadas con el frío en Europa del Este y en partes de Alemania, Francia, Italia y Portugal; sin embargo, aumentarán en Irlanda —donde casi se duplicarán—, Noruega y Suecia, países todos ellos en los que se prevé un gran aumento de los ciudadanos ancianos. Con respecto a las muertes asociadas al calor extremo, aumentarán en absolutamente todas las regiones de Europa, especialmente en la zona mediterránea. «Existe una necesidad crítica de desarrollar políticas más específicas para proteger estas áreas y a los miembros de la sociedad más expuestos al riesgo de temperaturas extremas», avisa David García-León, también del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.
Los autores reconocen, sin embargo, algunas limitaciones de este análisis. Los resultados se basan en datos de habitantes de zonas urbanas —que suelen sufrir más estrés térmico, sobre todo calor, que los de zonas rurales—, lo que significa que las estimaciones pueden ser ligeramente exageradas. Los resultados tampoco tienen en cuenta el sexo, la etnia o los efectos sobre los lactantes, otro grupo vulnerable.