Francia inicia hoy dividida el debate sobre la legalización de la eutanasia

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El presidente francés, Emmanuel Macron, impulsor del proyecto
El presidente francés, Emmanuel Macron, impulsor del proyecto MOHAMMED BADRA / POOL | REUTERS

La propuesta inicial solo contempla la muerte asistida para pacientes terminales. Algunos diputados quieren, entre otras cosas, ampliar los supuestos

27 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los diputados franceses se disponen a abrir hoy el debate sobre la legalización de la eutanasia. Lo hacen divididos: mientras que el Gobierno apuesta por un texto equilibrado, numerosos miembros de distintos partidos quieren ir un poco más allá en la libertad para elegir morir dignamente.

Fue el propio presidente, Emmanuel Macron, quien puso el tema sobre la mesa hace ya un año, con la intención de permitir la muerte asistida solo en casos muy extremos. Sin embargo, en la comisión de leyes el proyecto sufrió varias modificaciones, evidenciando la falta de acuerdo interno entre los partidos y la división en la propia formación del mandatario francés. Así, los diputados más favorables a una ley menos estricta lograron introducir varias enmiendas que alteraron a los más reacios y reavivaron las críticas de la Iglesia y de otras religiones, pero también del colectivo sanitario.

Solo casos terminales

En el punto de mira está una enmienda promovida por parlamentarios aliados de Macron que amplía los supuestos en los que un paciente puede solicitar que se le administre una sustancia letal. El texto inicial reservaba esa medida a pacientes adultos, con capacidad de solicitarlo de manera libre y consciente, afectados por «una enfermedad grave e incurable» cuyo pronóstico vital a corto o medio plazo estuviese comprometido y para los que los tratamientos provocasen un sufrimiento «insoportable». En los debates mantenidos en la comisión de leyes, este apartado fue modificado para permitir acogerse a esta opción a todos los pacientes con enfermedades «en fase avanzada o terminal».

Autoadministración

El cambio fue bien acogido por la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, pero para muchos deja demasiado abierto el campo de la aplicación. La enmienda enseguida provocó división en el seno del partido de Macron, entre las corrientes más progresistas y las más conservadoras. La propia ministra de Sanidad, Catherine Vautrin, prometió trabajar para que durante el debate parlamentario se recupere «el equilibrio» inicial. Pero no es este el único punto de fricción. La otra modificación del texto inicial tiene que ver con la administración de la sustancia letal. El Gobierno francés pretendía que fueren los propios pacientes los que se la inyectasen, salvo en los casos en los que fueran incapaces de hacerlo. Las enmiendas de la comisión acabaron por dejar libertad al enfermo para delegar la administración de la sustancia.

Estas modificaciones han provocado que el texto final tenga más adhesión de grupos de izquierda y más oposición de los conservadores y de la extrema derecha. Además, el propio partido de Macron, que ya de por sí carece de mayoría en la cámara baja, afronta el debate dividido, dentro de un largo trámite legislativo que se prevé que pueda durar hasta el verano del 2025.

El proyecto presentado el mes pasado se desmarca concienzudamente de las eutanasias legalizadas en otros países. «No es un suicidio asistido porque, aunque es la persona la que lo solicita, necesita un dictamen médico», subrayó Vautrin. Para poder acogerse a esta «ayuda a morir», habrá que cumplir las siguientes condiciones: ser mayor de edad y residente en Francia o de nacionalidad francesa, certificar que se tiene una afección grave mortal a medio plazo —de seis a 12 meses—, sufrir dolores «insoportables y refractarios al tratamiento», y contar con la autorización de un médico.