Cómo comunicar sin edadismo: «La sociedad no tiene un problema porque envejezcamos, el problema es el paradigma negativo de la vejez»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN A. SOLER

Afundación, HelpAge y la cátedra de Idadismo de la Universidade de Vigo presentan un documento que quiere dar pautas para luchar contra la discriminación por razón de edad, muy oculta socialmente

22 may 2024 . Actualizado a las 17:33 h.

Profundamente arraigada en el imaginario social, históricamente oculta, condescendiente, fuera de la agenda política y de las administraciones públicas y con consecuencias muy negativas para quien la sufre. Es el edadismo o lo que es lo mismo, la discriminación por razón de edad, un fenómeno que ha empezado a hacerse visible fundamentalmente desde la pandemia y que funciona mediante grandes mecanismos —como la exclusión de los protocolos sanitarios por la edad— pero también mediante microedadismos, preguntas y expresiones aparentemente inocuas que encierran discriminación laboral (¿es que no vas a jubilarte nunca?), social (¿no eres demasiado mayor para ponerte eso?) e incluso condescendencia con expresiones como nuestros mayores.

Para contribuir a formar a la población en lo que es el edadismo y ayudar a combatirlo, Afundación y HelpAge, con la colaboración de la Universidade de Vigo y la Universitat d'Alacant, presentaron este miércoles en Santiago una guía para comunicar sin edadismo, que pretende explicar en qué consiste el fenómeno, poner de manifiesto los tópicos y mitos errados que se asocian a las personas mayores y promover un periodismo sin edadismo.

«As persoas maiores non se sinten identificadas cos roles que se lles asignan», explicaba Gloria Rodríguez, coordinadora de comunicación de Afundación, durante la presentación de la Guía para unha comunicación libre de idadismo de cara ás persoas maiores. Porque en el imaginario colectivo, envejecer se asocia a cuestiones negativas, como la enfermedad, la dependencia, el deterioro cognitivo o la soledad no deseada. Y las personas mayores ni son monolíticas ni todas sufren esas problemáticas.

 Isabel Martínez Lozano, presidenta de HelpAge International España, dejaba claro durante la presentación que no existe el mayor, sino que hay personas con diferentes edades y que «somos diversas cuando envejecemos, igual que cuando éramos jóvenes. Todas somos únicas, irrepetibles y diferentes». 

La discriminación por razón de edad está presente en toda la sociedad. «Todos somos idadistas, moitas veces con boa intención e non só contra os maiores», explicaba Anabel Fernández, directora de la cátedra Afaga-Atendo de Idadismo de la Universidade de Vigo. Esa buena intención se deduce, por ejemplo, de que a partir de los 70 años una persona no puede formar parte de una mesa electoral. Y eso es, simple y llanamente, despojar de un derecho político pasivo a una parte de la población, aclaraba la presidenta de HelpAge.

Expresiones proteccionistas como «nuestros mayores» contribuyen a apuntalar una imagen estereotipada que no refleja la realidad. Por esto, entre las recomendaciones de la guía está la necesidad ofrecer imágenes de mayores que aparezcan en contextos intergeneracionales, en actividades deportivas o utilizando tecnología, cosas cotidianas para las personas mayores pero que quedan borradas de los medios de comunicación, más centrados en el discurso del problema demográfico: «La sociedad no tiene un problema porque envejezcamos. El problema es el edadismo, es ese paradigma negativo del envejecimiento», subrayaba Martínez Lozano.

«A linguaxe importa», resaltaba Anabel Fernández durante la presentación. Por eso, la guía recomienda sacar del discurso términos negativos como viejo, anciano, jubilado, pensionista o abuela, que contribuyen a modelar una realidad que no es la de las personas mayores. Ese capítulo junto al de las imágenes es de especial relevancia, aclaraba la directora de la cátedra de Idadismo de la Universidade de Vigo, que coincidió con la presidenta de HelpAge en que también es necesario llevar al ámbito de la administración pública el trabajo de lucha contra la discriminación edadista: «Esta guía serve para que vaiamos creando conciencia e chegue aos políticos», porque «la dependencia y las pensiones no son las únicas políticas públicas que tienen que tener en cuenta la longevidad».

Que este sea «el siglo de los cien», tal y como lo definía Isabel Martínez, significa que la longevidad impacta en muchos otros ámbitos, como el de la cultura, el aprendizaje, el ocio y tiempo libre e incluso el urbanismo. «Todas las políticas públicas tienen que adaptarse a esos nuevos ciclos de vida y todavía tenemos normas edadistas que tienen que ir cambiándose», al igual que se ha ido avanzando en políticas contra el racismo y también contra el sexismo.