«En República Centroafricana el covid ha sido un problema más a añadir a la larga lista»

SOCIEDAD

Ramiro García, enfermero de Médico Sin Fronteras que trabaja en República Centroafricana
Ramiro García, enfermero de Médico Sin Fronteras que trabaja en República Centroafricana Scott Hamilton / MSF

Ramiro García, de Médicos sin Fronteras, trabaja en uno de esos países donde la cobertura vacunal sigue bajo mínimos

11 mar 2022 . Actualizado a las 09:21 h.

Ramiro García (Madrid, 1977) es diplomado en Enfermería Tropical por la Universidad de Londres y máster en Salud Global por la Universidad. Cuenta con una amplia experiencia en Yemen, Guinea Bisáu, Sudán, Sierra Leona, República Democrática del Congo o Sudán del Sur. Ahora trabaja como coordinador médico adjunto de Médicos Sin Fronteras en Bangui, la capital de República Centroafricana, un país en el que se han administrado 17 dosis de la vacuna del covid por cada 100 habitantes, 11 veces menos que en España.

—¿Qué información existe entre la población sobre la enfermedad del covid-19 y su gravedad?

—Desde el inicio de la pandemia en República Centroafricana, en Médicos Sin Fronteras hemos informado a las comunidades de que es el covid-19, como se transmite, que medidas personales se deben seguir para evitar el contagio, la importancia de que las personas con factores de riesgo sigan las medidas de protección y de la vacunación para protegerse y para proteger a la gente cercana frente a la enfermedad. Todo ello lo hemos realizado a través de nuestros promotores de salud en las comunidades y en los centros sanitarios que en los trabajamos.

—¿Qué vacunas, cuántas y cómo están llegando a la República Centroafricana?

—Las vacunas que han llegado han sido principalmente a través Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (COVAX). Según los datos del COVID-19 Vaccine Market Dashboard se habrían entregado unos 2,2 millones de dosis. Entre los factores que están influyendo en la vacunación de la población, a parte de la cantidad de dosis, hay que indicar el hecho de que estamos en un país en que su sistema de salud es muy débil debido a la pobreza. El Gobierno no tiene recursos suficientes para financiar adecuadamente el sistema de salud. Hay un conflicto armado cronificado que afecta varias regiones del país. Y parte de la población no confía en las vacunas contra el covid, algo que es común a otros países, no es exclusivo de República Centroafricana.

—¿A qué personas se les están administrando?

—Al principio de la llegada de las vacunas el Ministerio de Salud priorizó el personal sanitario y posteriormente abrió la vacunación al resto de la población. En las ciudades, en general, es posible encontrar disponible la vacuna pero en las zonas rurales, debido a la falta de estructuras de salud en funcionamiento y al conflicto y la violencia que afecta a varias regiones, la disponibilidad es bastante limitada.

—¿Ha tenido ocasión de administrar personalmente alguna de estas vacunas? ¿Quién se ocupa de ello?

—No he tenido la oportunidad de vacunar a nadie porque no trabajo directamente con los pacientes si no que soy parte del equipo de coordinación médica que está en Bangui, la capital del país. Desde la capital damos apoyo a 4 de los 13 proyectos que tenemos en el país. También estamos en continua comunicación con el Ministerio de Salud y con otras organizaciones internacionales y nacionales que trabajan en salud. Nos aseguramos que los proyectos siguen la estrategia acordada para el país y de otras actividades relacionadas con la coordinación de los mismos.

—¿Cuáles son las necesidades sanitarias más acuciantes que está atendiendo MSF?

—Antes de la llegada de la pandemia del covid-19, la República Centroafricana tenía enormes necesidades sanitarias: desde un sistema de salud débil que brinda una atención limitada a la población sobre todo en la atención a enfermedades como la malaria, el VIH/sida, la tuberculosis y la salud materno infantil. También es importante destacar otras necesidades como la falta de una cobertura vacunal infantil adecuada frente a las principales enfermedades prevenibles como el sarampión, la meningitis, la fiebre amarilla y el impacto de los desplazamientos forzados de la población afectada por el conflicto. El coronavirus ha sido un problema más a añadir a la larga lista de problemas del país.