«Son carpinteiro grazas a miña nai»

SOCIEDAD

Carlos Castro

Fidel Quindós (Cervantes, 1961) asegura que el suyo es un oficio peligroso, pero más de 40 años de experiencia le sirven para conocer el pormenor de las técnicas y también de los materiales que emplea.

19 may 2021 . Actualizado a las 21:05 h.

Fidel Quindós tiene 59 años y es carpintero desde 1981. Natural de Cervantes, es de Ardevila, «unha aldea na que eramos seis veciños e agora quedamos tres». Aprendió el oficio de carpintero porque su madre vio «que lle daba xeito a amañar cousas de todo tipo na casa». Un día le dijo que podría ir con otro artesano de Baralla para aprender. Con aproximadamente 20 años empezó su trayectoria profesional. «Fun alí, presenteime e aprendeume», cuenta este ancarés. Tras esa precisa conversación empezó el engranaje que motivó una vida entera dedicada a la madera. Fidel sigue trabajando en Os Ancares y, cuenta entusiasmado, son pocas las casas de esta comarca de la montaña de Lugo en las que él no ha trabajado. Sin embargo, este es «un oficio perigoso», dice convencido mientras enseña «o diploma», ya que se cortó parte de un dedo con una cepilladora.

«Estiven tres meses aprendendo. Despois marchei a Ferrol facer o servizo militar. Volvín e xa comecei a traballar», cuenta él. El tiempo que pasó con su maestro fue muy productivo, ya que le permitió asentar hábitos y coger el ritmo que requiere un oficio casi olvidado. Para muchos, Fidel es el último carpintero de Os Ancares y uno de los últimos que quedan en Galicia. Los que lo conocen destacan su meticulosidad y perfeccionismo, pero también su compromiso con los clientes.

Desde hace 40 años, Fidel trabaja sin descanso, «traballo nunca me faltou», presume. «Gústame deixar as cousas ben rematadas. Ás veces gánase máis, e ás veces menos. A xente que quere que lle deixen as cousas ben feitas, non escatima, pero aqueles que piden algo por necesidade teñen medo de que lles cobre moito», precisa el artesano, que también bromea con el hecho de que «a algunha xente aínda que non lle cobres nada, parécelle moito».

Desde hace dos años, Fidel trabaja en Casa Quiñones, en Barcia (Navia de Suarna). Las puertas de este precioso inmueble son de castaño nuevo, pero muy curado. El carpintero muestra orgulloso el fruto de muchas horas de trabajo y precisa que el material «prestouse moi ben».

Fidel trabaja con castaño, «é unha boa madeira, nobre e forte, que vale para interior e exterior». Material más dócil es el nogal, aunque a este carpintero le gustan los acabados naturales. A pesar de que la madera requiere de un mantenimiento, o más bien lo agradece, perfila que todo depende del cuidado con el que se la trate.

Los tiempos en esto de la carpintería son largos. El trabajo requiere de constancia y dedicación, «hai que facelo como hai que facelo», aunque todo depende de los gustos del cliente, «cando comezas a traballar nalgún sitio parece que todo o que aprendiches na túa vida non serviu», bromea. Primero, Fidel tiene que conocer las medidas precisas y anticipar las piezas necesarias. En segundo lugar, es necesaria una buena mercancía y después, «mans á obra».

La madera tiene muchas vidas, pero es preciso tener experiencia y conocimiento para saber cuál es aprovechable. «Hai madeiras que son de calidade, outras non. Aquí hai moita e é moi boa», sentencia convencido a los pies de Casa Quiñones, en pleno corazón de Os Ancares.