Uno de cada tres jóvenes españoles padece un trastorno de ansiedad. Los expertos creen que este aumento se debe a mejores procesos de diagnóstico y a que la sociedad actual los obliga a ser exitosos en todo

Esther R. Soto
C. C.

El 15 de agosto, además de ser festivo estatal, se celebra el día mundial de la relajación. Sin embargo, en estos tiempos tan convulsos, los procesos de desconexión, dejando a un lado el estrés y las preocupaciones, se están convirtiendo en algo que no está al alcance de muchos. De hecho, según el Instituto Nacional de la Salud, uno de cada tres jóvenes españoles padece un trastorno de ansiedad. Además, es una tendencia en ascenso puesto que en los últimos cuatro años se han triplicado los casos de este tipo de patologías atendidas por los psicólogos.

«Se observa un preocupante ascenso de la prevalencia de los trastornos de ansiedad en jóvenes que seguramente viene derivado de la mejora en los procesos de cribado y diagnóstico de los trastornos mentales, pero también de ciertas características de nuestra sociedad actual. Hoy en día, los jóvenes se sienten obligados a ser exitosos en todo: conseguir buenas calificaciones, verse atractivos y encajar a nivel social. Esta presión, si no se maneja correctamente, puede menoscabar su salud mental», apunta Lara López Ares, terapeuta de la clínica psicológica compostelana Xuntos.

Lara López Ares, psicóloga de la clínica compostelana Xuntos
Lara López Ares, psicóloga de la clínica compostelana Xuntos

La psicóloga explica que la ansiedad es una sensación que todos hemos experimentado alguna vez al enfrentarnos a algo que supone un reto para nosotros, pero existe un problema real cuando esta emoción se convierte en una constante. «Alguien sufre de un trastorno de ansiedad cuando ese estado de tensión y miedo le invade de una manera tan significativa que le genera un gran sufrimiento y le impide rendir como lo hacía normalmente en algún área de su vida», señala.

López apunta que la toxicidad, que en ocasiones se normaliza, en las relaciones familiares, sociales o de pareja es un factor de riesgo para este tipo de patologías. «Tener discusiones frecuentes en casa, que exista una desconfianza constante o situaciones de control en la pareja, el sentir que los amigos no se preocupan de manera sincera, etcétera. Todos estos ingredientes unidos van haciendo que la posibilidad de que aflore un problema de ansiedad sea mayor», cuenta la terapeuta.

Los efectos de la pandemia

Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid constató que los jóvenes de entre 18 y 24 años fueron el grupo de edad que presentó más síntomas relacionados con ansiedad y depresión durante el confinamiento. «Las medidas que tuvimos que afrontar por la pandemia del coronavirus supusieron una avalancha de cambios abruptos en la vida de los jóvenes. Esto provocó una incertidumbre tremenda sobre su futuro inmediato, pues el parón académico se acompañó del aislamiento social forzoso y la interrupción de rutinas diarias que les resultaban agradables. Todo esto, con seguridad, contribuyó a la aparición de problemas de ansiedad entre algunos chicos o al agravamiento de los ya existentes en otros», apunta la psicóloga.

López explica que ellos identifican dos tipos de «estresores» que actúan como antesala de las crisis de ansiedad. «Los primeros están constituidos por eventos vitales negativos, que son infrecuentes pero tienen mucho calado en la vida de las personas. En el caso de los jóvenes puede ser afrontar el divorcio de sus progenitores o la ruptura con su pareja. El segundo tipo son más del día a día, de menor calado pero mayor recurrencia. Por ejemplo, discusiones diarias con sus padres, presión por sentir que no puede sacar adelante los estudios, etcétera», señala.  «El covid fue un elemento "estresor" de este segundo tipo», añade.

«Los jóvenes se están esforzando en derribar el estigma de los problemas de salud mental»

La desinformación en las redes sociales también está afectando a que los jóvenes no sean conscientes de que padecen este tipo de problemas según cuenta López. «Los jóvenes encuentran en ellas una fuente de información y apoyo muy positiva para muchas cuestiones, incluida la salud mental. Pero gran parte del contenido sobre los trastornos mentales que circula por las redes está mal planteado o es muy simplista. Esto se traduce en que, a la hora de analizarse a sí mismos, no saben a qué señales de alarma deben prestar atención para detectar que algo no va bien», explica.

Los prejuicios que tenían antes los jóvenes sobre estas patologías ya se están superando. «Se están esforzando en derribar el estigma de los problemas de salud mental y esto es fantástico» apunta la psicóloga, pero añade: «Esto queda ensombrecido por su afán de mostrar a los demás, especialmente a sus amigos, solo su cara más positiva. Esta invisibilización de su dolor puede estar provocando que muchos jóvenes se enfrenten solos a sus patologías relacionadas con la salud mental, incluyendo la ansiedad».

Signos de alarma

Una de las preguntas que más se plantea la gente en relación a los problemas de salud mental es cómo ayudar a alguien de su entorno que los está sufriendo. La terapeuta explica que lo primero es prestar atención a las señales de alerta, muchas veces relacionadas con cambios en el comportamiento. «Si se vuelve esquivo, se aísla, empieza a manifestar problemas de sueño o alteraciones en la alimentación, preocupación excesiva, irritabilidad inusual y desproporcionada e incluso molestias físicas difusas que no tienen una causa biológica aparente, como dolores de cabeza, malestar gástrico o tensiones musculares. Puede ser un indicativo de estar sufriendo un proceso de ansiedad». 

Por otra parte, sobre todo en el caso de los padres, la psicóloga aconseja estar abiertos a un diálogo constante y fluido con sus hijos, pero «sin caer en interrogatorios» pues esto siempre provoca que los jóvenes se cierren en banda. «Se trata de demostrarles que están ahí y que son capaces de empatizar con su malestar», explica López. Además, remarca que es crucial buscar la ayuda de un profesional y que por ello no tienen que pensar «que le están fallando» a su hijo. «Al igual que la mayoría de los padres no saben curar una pierna rota, tampoco tienen por qué saber cómo aliviar los trastornos de ansiedad. Nosotros nos hemos formado mucho y estamos ahí para ayudarles», apunta.

Mecanismos contra la ansiedad

Aunque depende mucho del caso, los psicólogos como Lara disponen de muchas herramientas para abordar este tipo de casos. «Les ayudamos a desarrollar estrategias eficaces de resolución de problemas, a gestionar sus emociones de manera más positiva, a establecer rutinas saludables de ejercicio físico, sueño y alimentación, a proponerse y alcanzar metas de forma realista, a construir relaciones saludables con sus amistades, su pareja, su familia, etcétera», señala López.

Una práctica que se ha puesto de moda para mantener el estrés a raya y aliviar los síntomas de la ansiedad es el mindfulness. Lupe González, de «Mindfulness Galicia», es una experta en esta técnica y lleva ya seis años impartiendo un programa de ocho sesiones en la comunidad gallega. El mindfulness abarca una serie de técnicas de meditación basadas en el budismo zen que más que procurar la relajación buscan el entrenamiento de la atención. «Es atención plena en tu vida: atención a la respiración ,atención a las sensaciones corporales, a las cosas que haces, a cómo te expresas, a tu manera de escuchar, de caminar, de comer, en definitiva a las tareas que se desarrollan a diario», explica González

Lupe González, experta gallega en «mindfulness»
Lupe González, experta gallega en «mindfulness»

Esta práctica existe desde hace más de veinte años y fue acuñada por un médico norteamericano que practicaba la meditación: Jon Kabat-Zinn. González admite que fue precisamente el programa de este hombre el que le hizo interesarse en el mindfulness. «Cuando empecé a formarme como profesora de yoga uno de los aspectos que más me llamaban la atención era la meditación. Sin embargo, no lo soportaba, me parecía una pérdida de tiempo. Entonces descubrí el programa de Jon Kabat- Zin de reducción del estrés basada en la atención plena. Este me ayudó a entender desde donde medito y para qué. Entonces decidí formarme en mindfulness para que más gente se pudiese beneficiar».

«El "mindfulness" nos ayuda a centrarnos en vivir el presente y no ocupar la mente con preocupaciones pasadas o futuras»

Esta actividad es muy provechosa para nuestra mente no solo porque ayude a controlar el estrés y la ansiedad, sino también porque contribuye a lograr una regulación emocional y controlar los pensamientos obsesivos que ensucian la mente. «Este tipo de meditación logra que salgamos del modo piloto automático. Normalmente la mente funciona de dos maneras: o estamos siempre proyectándonos en el futuro o dándole vueltas a acontecimientos pasados. El mindfulness nos ayuda a centrarnos en vivir el presente y prestar atención plena a lo que se lleva a cabo en ese momento, para no ocupar la mente con preocupaciones pasadas o futuras y estar donde queremos estar, que es aquí y ahora», apunta la experta.

Otro de los beneficios que aporta es conseguir que dejemos de ser tan reactivos y nos volvamos más reflexivos. «Todos conocemos a la típica persona que se molesta por todo. Con el mindfulness se logra que esas actitudes reactivas se moderen, pues los cambios estructurales que provoca en el cerebro hacen que nuestra capacidad de respuesta sea mayor»,explica. González cuenta además que no es una actividad muy conocida en Galicia y que es habitual que las personas la confundan con otro tipo de meditación. «La meditación es una práctica del programa de atención plena, pero no el todo. Con el mindfulness se aprende además a identificar y entender las emociones, el estrés y su resolución, a percibir plenamente la realidad, entre otras cosas», señala.

«No debemos adoptar el "mindfulness" como una solución única y mágica para curar la ansiedad»

La experta apunta que no existe un perfil de persona que realice esta actividad, pero que las mujeres son las que muestran más interés por la misma. Sin embargo, asegura que siguen existiendo muchos prejuicios en torno a esta práctica y que mucha gente la está banalizando. «Hay gente que se lo toma un poco de cachondeo, yo creo que por desconocimiento. Las prácticas espirituales no siempre han sido bien entendidas, es como si se recelase ante estos temas. Lo desconocido siempre produce cierta desconfianza»,cuenta.

González asegura que todos los alumnos han salido con nuevas herramientas que les ayudaron a mejorar su vida. Sin embargo advierte de que como cualquier actividad nueva «si dejas de practicarla, deja de aportarte beneficios». Asimismo, a pesar de sus beneficios el mindfulness como bien señala la psicóloga, Lara López, «es una herramienta valiosa pues los estudios sobre el tema y nuestra propia experiencia así nos lo confirma, pero no debemos adoptarla como la solución única y mágica para curar los problemas de ansiedad».