En España no se han registrado casos de este virus, que cursa como una enfermedad de síntomas leves, que incluyen fiebre, dolor de cabeza, de cuerpo, erupción cutánea y ganglios linfáticos inflamados. Además, rara vez llega a ser una enfermedad peligrosa o que genere complicaciones.
De todas formas, Richter señala la dificultad que supone la prevención de esta especie y afirma que ha llegado para quedarse. «Lo único que podemos hacer es intentar llevar un control para que sus poblaciones sean bajas y el riesgo de transmisión de enfermedades también se reduzca», indica.