1430, cuando el clima revolucionó Europa

SOCIEDAD

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Durante una década las estaciones se comportaron de manera caótica generando hambre, guerras y enfermedades en el continente.

24 may 2020 . Actualizado a las 20:14 h.

Un agricultor, que depende tanto del clima, necesita certidumbre y estabilidad. Es decir, que las condiciones se comporten como suelen hacerlo en cada una de las estaciones: en invierno frío y en verano calor. Los problemas llegan cuando en una determinada época se produce un extremo climático o durante un año las estaciones transcurren de forma caótica. Esto puede generar grandes problemas en el cultivo de muchas especies vegetales que acaba desencadenando una cadena de desastres que empieza por la escasez de alimentos, pasando por una subida de los precios y acabando en revueltas populares. La historia de la humanidad contiene muchos episodios de esta naturaleza. Uno de ellos fue la Revolución Francesa, cuyo relato no puede entenderse sin la influencia que tuvo la explosión del volcán Laki (Islandia) en 1783.

Los historiadores saben que la década de 1430 fue muy convulsa. Hubo hambre, revueltas y epidemias. La población europea se hundió a su nivel más bajo durante el siglo XV, en los años de la Peste Negra. Investigadores han publicado en la revista internacional Climate of the past un artículo en el que sostienen que el clima extremo durante esos diez años actuó de forma determinante. Los autores del trabajo desconocen las causas, pero sí las consecuencias. «O máis probable é que fora fruto da variabilidade natural do clima. Outras causas, como a emisión de volcáns, parece que non explicarían esa estacionalidade. En Galicia as anomalías foron das máis altas de todo o continente, con invernos más fríos e veráns más cálidos do habitual, e sobre todo con precipitaciones superiores os valores medios», apunta Damián Insua, investigador del grupo de Física No Lineal de la USC.

Uno de los efectos de esta década climática tan caótica fue un cambio en el modelo de comercio. Hasta entonces, el grano solo se comercializaba si la diferencia de precios entre dos lugares era lo suficientemente alta como para generar ganancias. También se compraba en otros países para aumentar la oferta de alimentos. Pero el clima adverso lo alteró todo. Muchos países, como Inglaterra o los Países Bajos, interrumpieron la exportación de sus productos para garantizar el sumistro interno y potencias como Suiza pagaron las calamidades generadas por la escasez y el hambre con conflictos armados, como la famosa Guerra de Zúrich. Europa registró durante aquella década la peor crisis en cien años, aunque fue asimétrica. Italia e Inglaterra no sufrieron tanto los efectos. Los científicos creen que los disturbios que hubo en cada país marcaron la diferencia. Allí donde había revueltas, la mortalidad era mucho más elevada.

Los investigadores añaden que las sociedades implementaron diferentes estrategias sobre el comercio de alimentos para que nunca más volviera a suceder algo así.Una de las medidas que se tomaron fue la construcción de graneros municipales por todo el continente para disminuir la vulnerabilidad en futuras crisis al mismo tiempo que la dependencia de los principales exportadores de grano. Los sucesos de la década de 1430 representan otra evidencia clara sobre cómo el clima puede llegar a generar profundos cambios sociales y económicos.