Abrir, cuestión más de moral que de venta

SOCIEDAD

Tienda de ropa Violeta and Chloe en la primera fase de la desescalada
Tienda de ropa Violeta and Chloe en la primera fase de la desescalada ALBERTO LÓPEZ

Los comercios y los bares abiertos coinciden en que la ganancia es poca, pero motivadora

14 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una forma de retomar el ritmo de trabajo tras más de dos meses parado, de reencontrarse con la clientela, de habituarse a las nuevas exigencias sanitarias. Reabrir un comercio o un bar significa muchas cosas, pero ninguna acarrea una ganancia. La mayoría de los locales consultados en el centro de Lugo apelan a la necesidad de reiniciar su actividad más como una necesidad moral que económica.

«Fue como volver a empezar, como una reapertura, pero lo llevo muy bien porque la gente es muy respetuosa, viene protegida y tiene mucho cuidado», señala Mónica Prado, que dirige la tienda de ropa Violeta y Chloe muy cerca de Bispo Aguirre. Ha recibido la visita de varias clientas, conocidas y también nuevas, que han supuesto «una alegría».

«Separo las prendas que se prueban, las plancho con una máquina de vapor para desinfectarlas y después las pongo en cuarentena», explica Mónica sobre los protocolos de limpieza que ha tenido que implementar y que requieren también de ventilación y de la desinfección constante de pomos, mostrador, datáfono...

Bar Chuché en Campo Castelo en la primera fase de la desescalada
Bar Chuché en Campo Castelo en la primera fase de la desescalada ALBERTO LÓPEZ

Esa tarea continua es «trabajosa», según Giselle Posada, encargada de atender las tres mesas de la terraza del bar Chuché, en Campo Castelo, donde ha habido clientes que han empatado cafés, con vermús y copas.

La ganancia, pese a las ganas con las que algunos cogen sitio en la plaza, es pequeña. Hay una estampa que lo confirma: la calle de los vinos no es tal, pues son mayoría los que han preferido esperar un poco más hasta que también se permita atender a gente en el interior y no solo en la terraza.

Negocio familiar

No es el caso del bar Tosar, en la Praza do Campo. José Romay explica que su negocio es familiar y que han empezado a trabajar su hijo, su mujer y él, a la espera de poder incorporar a las dos jóvenes que los ayudaban.

José Romay, en el Bar Tosar, en la primera fase de la desescalada
José Romay, en el Bar Tosar, en la primera fase de la desescalada ALBERTO LÓPEZ

«Respetan mucho las medidas de seguridad. Mi hijo desinfecta la mesa y las sillas cada vez que un cliente se marcha, la gente espera sin problema», ensalza.

La misma sensación de normalidad que buscan los que se toman una cerveza calentados por el sol de mayo es la que otros desean encontrar en el arte, expuesto en galerías como La Catedral. Jorge Espiral entiende que esta apertura descafeinada, con mascarillas y guantes de por medio, le impide a su local ejercer como el punto de encuentro que era para artistas y amigos. Sin embargo, apela a la necesidad de abrir: «La gente está con ganas de venir y creo que cuantas más luces encendamos y cuantos más abramos, más rápido se volverá a la normalidad».

De las paredes de esta galería cuelgan todavía las pinturas de José Luis García Boende, confinadas a escasos metros de la catedral. En cuanto pueda, Espiral quiere reunir los trabajos de sus colegas durante el confinamiento en una exposición colectiva que sirva como «evasión» frente a lo ocurrido.

Dejar atrás esta etapa es lo que ha llevado a la clientela de Pacific Soul Tattoo, en la plaza Horta do Seminario, a no esperar más fases para sellar con tinta su piel. «Me sorprendió la acogida de la gente. Han venido clientes nuevos y también conocidos», dice Montse Carballo, que achaca esta afluencia a «las ganas de hacer muchas cosas después de tanto tiempo encerrados».

En Peláez Óptica, por su labor, no cuentan con una clientela tan entusiasta y los visitan aquellos con algún problema en sus lentes. «No es lo de antes», dice Marcos y añade Evita: «De momento».

Advertencia

La Asociacion Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo de Lugo (APEHL) recordó ayer al sector de la hostelería la importancia de cumplir con la normativa vigente para poder pasar de fase en la desescalada. El presidente de la APEHL, Cheché Real, recordó los «esfuerzos realizados desde el día 13 de marzo, como las negociaciones sobre las condiciones de los ERTE, la creación de un sello de hostelería segura y las distintas medidas de ayuda que se han pedido a las administraciones y a los ayuntamientos de la provincia de Lugo», para incidir en que la «crisis sanitaria aún no ha terminado».

Real llama al «sentido común» para que en la fase 2 los clientes regresen a los locales «con cierta normalidad». «Tenemos que demostrar que somos responsables para poder ir volviendo a la normalidad cuanto antes y transmitir a nuestros clientes las normas que deben cumplir para no poner en peligro el pasar de fase», subrayó el presidente de al APEHL.