Sepultura de hierro y cemento
El cuerpo de Dillinger fue enterrado, a petición de su padre, en una tumba que se cubrió con chatarra y cemento y se reforzó con cuatro grandes losas de hormigón y varas de hierro, a fin de evitar la profanación del lugar de descanso del gánster. Según informó Efe, Susan Sutton, de la Sociedad Histórica de Indiana, dijo a CBS que la familia temía que alguien excavara la tumba para profanar o robar los restos. De hecho, los Dillinger habían recibido ofertas de dinero para «prestar» el cadáver a fin de exhibirlo públicamente.
Dillinger fue odiado y amado a partes iguales por los estadounidenses debido a su actividad como ladrón de bancos (robó al menos 24), oficio que en la Gran Depresión se veía en ocasiones como algo heroico. Los bancos causaron gran perjuicio a la población debido a la gestión de las hipotecas, que hizo que muchos propietarios perdiesen granjas y casas. «Éste era un tipo que golpeaba a las instituciones que habían dañado a tanta gente, y la gente simpatizó con él (...) Se hizo el cuento de Robin Hood», dijo a la cadena de televisión CBS Spiros Batistatos, quien dirige un grupo que posee la mayor colección de recuerdos de Dillinger , y cuyas declaraciones fueron recogidas por Efe. Sin embargo, otros tantos lo veían como un criminal. Por ello, las figuras como este ladrón de bancos recibían una sepultura con refuerzos para evitar daños en su lugar de reposo.