
«No tengo palabras para expresar todo lo que sentí anoche», decía un Raphael emocionado horas después del concierto
06 jul 2019 . Actualizado a las 09:27 h.Raphael ha cantado en medio mundo, pero en su lista de deseos estaba hacerlo en el mítico Royal Albert Hall londinense. A sus 76 años, hizo el sueño de la niñez realidad y no escatimó en tiempo en el escenario. Estuvo a pie de cañón dos horas y media ante un público entregado con cada una de sus canciones y movimientos.
«No tengo palabras para expresar todo lo que sentí anoche», decía un Raphael emocionado horas después del concierto, emocionado por toda la demostración de «enorme entusiasmo y cariño» a sus canciones. De hecho, no dudo en decir que se trataba de una de las más grandes noches de toda su historia.
Entre los presentes había gente inglesa y española de todas las edades, pero también los llegados de otros puntos tan distantes como Colombia, Ucrania o Malasia para escuchar desde melodías nuevas y las más conocidas como «Escándalo» y «Mi gran noche». Y entre los más incondicionales, los que lo habían visto en la «apoteósica semana de conciertos» en el London Palladium en 1976.
El jienense ponía así el broche de oro a la gira Loco por Cantar, que llevó a conquistar los corazones de más de 100.000 espectadores americanos y a algunos de los espacios más emblemáticos de Europa como el Theatre Olympia de París, el Lensovet Palace of Cultura de San Petersburgo o la International House of Music de Moscú.
Con 56 años de carrera musical a sus espaldas, Raphael llegó a Londres procedente de su Linares natal, donde actuó con otra gira, la del tour del disco RESinphónico, que este otoño le llevará a Nueva York, Puerto Rico y República Dominicana, entre otros. En el aclamado disco hace una revisión de sus grandes clásicos con orquesta sinfónica, una grabación que precisamente tuvo lugar en los míticos estudios de Abbey Road en Londres, con el músico Lucas Vidal como productor y arreglista.
Raphael es de los que «canta hasta morir», pero no le gusta hablar mucho con los presentes. Quiere cantarles y darles lo mejor de sí mismo. Y para despedirse del mítico coliseo, nada mejor que hacerlo con los acordes de «Como yo te amo», que hizo ir a casa a todos los presentes con el mejor sabor de boca.