El magistrado que emitió el voto particular favorable a la absolución de los acusados lleva meses en el ojo del huracán. Ya en diciembre le había dicho a la víctima: «Está claro que dolor usted no sintió»
30 abr 2018 . Actualizado a las 16:24 h.
Ricardo González, el juez favorable a la absolución de la Manada, lleva meses en el ojo del huracán: ya desde el principio, el magistrado mostró indicios de no estar en la misma sintonía que sus otros dos colegas miembros del tribunal, postura que quedó clara el jueves al hacerse pública la sentencia del juicio y, con ella, los argumentos que le llevaron a emitir su controvertido voto popular en favor de la puesta en libertad de José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Ángel Boza, Alfonso Jesús Cabezuelo y Antonio Manuel Guerrero. González no vio en el portal de Pamplona a cinco chicos violando a una chica de 18 años. No vio violencia ni fuerza ni brusquedad. Tampoco burla, desprecio, humillación, mofa o jactancia. Vio «desinhibición total y explícitos actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo», «menor actividad y expresividad en la denunciante», concede, pero nada de «oposición, rechazo, disgusto, asco, repugnancia, negativa, incomodidad, sufrimiento, dolor, miedo, descontento o desconcierto».
Hasta en tres ocasiones trató de forzar Ricardo González a lo largo del proceso las excarcelaciones de los miembros de la Manada, pero en todas ellas se encontró con la oposición de José Francisco Cobo y Raquel Fernandino, que usaron su mayoría para mantener en prisión a quienes ya tenían en mente condenar. El gran síntoma que anticipó la postura del juez discrepante se produjo durante el interrogatorio a la víctima el día en el que la chica declaró en la sala de vistas de la Audiencia de Navarra. Su insistencia en preguntar sobre temas espinosos, como por ejemplo cómo podrían saber los acusados que la víctima no quería mantener relaciones sexuales, dejaron patente sus dudas acerca de la culpabilidad de los acusados. Fue la única vez que González tomó la palabra. Y lo hizo para dejar clara la importancia de la respuesta: «Quiero simplemente puntualizar, desde mi punto de vista, extremos que pudieran ser relevantes en su caso».
Tras el relato de la joven, que reconoció que no se resistió porque, dijo, entró en shock, González llegó a apreciar: «Está claro que dolor usted no sintió».