Londres declara la guerra a Uber

Rita Álvarez Tudela LONDRES / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

Toby Melville | Reuters

El organismo que controla el transporte público de la ciudad no renovará la licencia a la empresa porque cree que no garantiza la seguridad de los pasajeros; la firma recurrirá

23 sep 2017 . Actualizado a las 00:51 h.

El organismo que controla el transporte público de la capital británica, Transport for London (TfL), acaba de declararle la guerra a Uber. La entidad anunció que no le va a renovar la licencia para operar en Londres a partir del 30 de septiembre y lo obliga a decir adiós a uno de sus mercados más importantes, con 3,5 millones de pasajeros y 40.000 conductores usando su aplicación.

En TfL alegaron que los operadores privados de alquiler de coches tienen que garantizar la seguridad de los pasajeros, mostrando sus dudas por la falta de compromiso por parte de Uber en este asunto y con el cumplimiento riguroso de las denuncias por delitos penales graves.

El alcalde de Londres, Sadiq Khan, reconoció estar totalmente de acuerdo con la decisión y señaló que sería un error renovar la licencia si Uber «puede representar una amenaza para la seguridad de los londinenses». Entre sus preocupaciones está también el proceso que sigue la compañía para verificar los antecedentes penales de sus conductores.

Uber no tardó en reaccionar. Anunció que apelará la decisión, por lo que podrá seguir operando mientras esto no se resuelva, y aprovechó para recriminar al alcalde de Londres que la ciudad «lejos de mostrarse abierta al mundo, cierra a las empresas innovadoras». Además, puso en marcha una petición para salvar sus servicios, que ya firmaron más de 300.000 de sus usuarios.

En ella, su mánager en la ciudad del Támesis, Tom Elvidge, se mostró seguro de que los londinenses estarían tan sorprendidos como ellos por la decisión y criticó la prohibición, que «restringe la elección del ciudadano», además de privarle de una forma cómoda y asequible de transporte.

Pese a la división de opiniones entre los usuarios que defienden a Uber como la única opción de transporte privado que se pueden permitir entre el abanico de opciones caras de la ciudad, los detractores alegan que sin sus coches por las calles muchos atascos se acabarían.

«Esta es una decisión valiente», defendió el diputado Wes Streeting, presidente del Grupo Parlamentario de Taxistas, puntualizando que Uber no había demostrado ser «un operador apropiado y adecuado». Recordó, asimismo, que Londres no es la primera gran capital en suspender su actividad. En el caso de Steve McNamara, el secretario general de la Asociación de Conductores de Taxis con Licencia, cree que la decisión ha sido la correcta, pues desde que llegó a las calles de Londres, Uber «ha violado la ley, explotado a sus conductores y se niega a asumir la responsabilidad de la seguridad de los pasajeros», dijo.