Filosofía de una madre en apuros

Inés Rey

SOCIEDAD

Cuando eres madre, la filosofía entra en tu vida de golpe y no dejas de cuestionarte los grandes enigmas del pensamiento posmoderno

18 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Estaba en la farmacia comprando un kit de primeros auxilios para mis hijos cuando entró Madre Perfecta a por un antimanchas para el sol. Iba a decirle que estamos en Galicia y probablemente no lo iba a necesitar nunca, cuando me sentí un poco culpable por los últimos episodios escatológicos. Antes de que pudiera abrir la boca, me miró iracunda y me dijo: «Mira, Lois Lane, ni te me acerques, que estoy harta de ti, de tus hijos y de tus articulitos frívolos». ¿Articulitos frívolos? ¿La del antimanchas me llama frívola? ¿La que llama a sus hijos con nombres de perro me llama frívola? Todo mi trabajo tirado por tierra con una sola frase. Volví a casa taciturna, pensando que a mí la maternidad no me había vuelto frívola. Al contrario. Cuando eres madre, la filosofía entra en tu vida de golpe y no dejas de cuestionarte los grandes enigmas del pensamiento posmoderno. Por ejemplo, ¿por qué el verano en que por fin te quedas embarazada, después de once meses intentándolo, todas tus amigas deciden casarse? ¿Acaso no quieren que te emborraches en sus bodas? ¿O por qué te pones de parto justo el día antes de la cita en la peluquería para hacerte la cera y tienes que ir a parir como si fueras el Oso Yogui? ¿Por qué tus hijos siempre se ponen enfermos el fin de semana que tienes planes? ¿Por qué los niños siempre se cagan justo cuando vas a salir de casa? ¿Por qué al hijo mayor le esterilizas hasta el papel higiénico y al pequeño le das el chupete que acaba de chuparse el perro? ¿Por qué pensaste que tu vida iba a ser mejor con hijos que sin ellos? ¿Por qué?