Podemos pensar que nosotros estamos libres de problemas similares al de Madrid. La lluvia, el viento o la proximidad del mar nos hacen relativamente inmunes a episodios de alta contaminación.
Las ciudades deberían plantearse seriamente el modelo que perseguir en lo que se refiere a la movilidad. El modelo de transporte deberá ir unido a una planificación a largo y medio plazo. Hay que evitar actuaciones puntuales y cortoplacistas sobre el actual sistema basado en el vehículo particular pues afecta a los ayuntamientos (impuestos, párking), a las empresas (fabricación, mantenimiento, reparación, combustible) y a las personas (modo de vida y trabajo que podrían perder los sectores mas afectados), y todos los cambios deberían ser paulatinos y muy bien pensados.
En infraestructuras, el ferrocarril en cercanías y una movilidad bien planificada asociada servicios menos dependiente del automóvil son, creo, claves. Sobre la industria automovilística, escoger bien el tipo de combustible y realizar controles sobre las emisiones de los vehículos (tras el caso Volkswagen) no deberían demorarse.