Año 1972. Nick Ut dispara su cámara frente a una niña abrasada con napalm. Símbolo. Año 2004. El objetivo de Pablo Torres capta el horror de los atentados del 11-M. Morbo. Año 1993. Kevin Carter fotografía a un pequeño sudanés moribundo junto a un buitre. Símbolo. Año 2013. Mónica Ferreirós y Xoán A. Soler muestran el rescate de las víctimas del accidente de Angrois. Morbo. Año 2000. Javier Bauluz fotografía a un inmigrante ilegal muerto en una playa de Tarifa mientras dos personas siguen tomando el sol. Símbolo. Año 2006. Rafael Gil retrata los trabajos de evacuación tras el accidente del metro de Valencia. Morbo. Año 2012. Paul Hansen fotografía el funeral por las calles de Gaza de dos niños palestinos. Símbolo. Año 2015. Nilufer Demir dispara su cámara ante el cadáver de Aylan, un niño que huía de la guerra en Siria. Símbolo. Año 2015. Marcos Míguez fotografía el accidente en el rali de A Coruña. Morbo. Todas estas instantáneas son el mejor periodismo: reflejan la realidad. Con mayúsculas. Cruda. Sin maquillaje. Ni paños calientes. Que es un símbolo cuando el herido, cuando el muerto, es extranjero. Gaza. Siria. África subsahariana. Vietnam. Que es morbo cuando la tragedia llama a las puertas de casa: Madrid. Santiago. Valencia. Carral. La línea de la hipocresía está marcada. A 5.000 kilómetros de distancia.