Fue el discurso más amplio de este viaje a Latinoamérica que ha tocado Ecuador y en el que mañana irá a Paraguay. Fueron 55 minutos en el que el perdón fue sólo un pasaje de un texto dedicado a la necesidad de un cambio del sistema actual.
Un discurso de la doctrina social de la Iglesia y de la revolución del amor que predica Francisco, explicó el portavoz vaticano.
«Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco», sentenció.
«¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?», se interrogó el papa.
Entonces, clamó: «¡Digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio!.
E indicó »muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que esclaviza«.
La jornada del que fue el segundo día en Bolivia se abrió con una multitudinaria misa en el parque de Cristo Redentor, donde el papa ante cientos de miles de personas pidió que se acabe «el descarte».
Frente a tantas situaciones de hambre en el mundo podemos decir: «No nos dan los números, no nos cierran las cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, pero entonces la «desesperación termina ganándonos el corazón», lamentó.
El papa Francisco visitará mañana la cárcel boliviana de Palmasola para concluir su estadía de tres días en Bolivia desde donde partirá a Paraguay, en la última parada de su gira latinoamericana.