El boicot, por no permitir el desfile de colectivos homosexuales, dejó sin alcaldes las fiestas de las ciudades de Nueva York y Boston
18 mar 2014 . Actualizado a las 10:42 h.Que Estados Unidos es un país muy irlandés está claro, pero más aún cada 17 de marzo, día de San Patricio. En la fiesta celebrada ayer corre la cerveza con alegría, la gente de todas las edades se viste de verde, todo se decora con tréboles y miles de descendientes de irlandeses desfilan por las calles.
Los desfiles son enormes en poblaciones con tradición irlandesa como Nueva York y Boston. Pero este año las fiestas han estado teñidas de polémica por las acusaciones de homofobia. Y no han sido solo los colectivos gays los que han lanzado la acusación, sino los propios alcaldes de estas dos ciudades.
El primero que anunció que no participaría en el San Patricio por esa causa fue el nuevo alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, que lo comunicó en febrero. Poco después se unía el de Boston, quizá la ciudad más irlandesa de Estados Unidos. Pero es que además, en el caso del alcalde de Boston, Martin Walsh, la conmoción fue mayor por ser hijo de irlandeses. Los organizadores de los desfiles, la Liga Católica de ambas urbes, aseguraron que no cederían. Los dos desfiles se celebraron sin la presencia de homosexuales y sin sus alcaldes. Y también sin sus principales patrocinadores. Las marcas de cerveza Sam Adams y Heineken boicotearon el evento. Guinnes, que era otro de los patrocinadores del desfile de Nueva York, no apoyó este año el festejo económicamente.
Los organizadores insisten en que sí dejan participar a los homosexuales aunque les prohíben mostrar cualquier señal que los identifique. Los colectivos gays llevan mucho tiempo denunciando esta discriminación y dicen que la organización permite que otros colectivos sí se identifiquen. Y ponen como ejemplo los policías y bomberos que van uniformados, dos cuerpos que acogen, históricamente, a un gran número de descendientes de irlandeses.
Hasta ahora la polémica había quedado ahí, entre organización y colectivos gays, pero este año, por la decisión de los alcaldes, la polémica fue más allá. Tan allá como Dublín, la capital de Irlanda, que celebró un San Patricio que, por segundo año, sí permite que los colectivos gays desfilen como quieran.