Antes de tomar clases de cocina en Le Cordon Bleu de París, la comida era poco más que un «combustible» para Child, que también se convirtió en un ejemplo para los artistas tardíos de muchas disciplinas, de acuerdo con Spitz. La cocinera, famosa también por su relación con los espías de la Guerra Fría dentro de la ya disuelta Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, por su sigla en inglés), abogó además por la moderación en un país donde las porciones de los restaurantes le parecían «enormes».
«Cuando la gente la acusaba de comer demasiada carne roja y mantequilla y cosas con grasa, su respuesta era: todo con moderación», explicó Johnson. Pese a sus cuatro décadas de experiencia en televisión, su medalla de la Legión de Honor francesa y la creación de una fundación para la excelencia culinaria, Child no empezó a verse como pionera hasta el final de su vida. «Fui la persona correcta en el momento correcto», resumió en una entrevista en el Instituto Culinario Estadounidense en 1990.