La moda gallega abrió ayer la antigua pasarela Cibeles en la que 44 diseñadores mostrarán sus propuestas
02 feb 2012 . Actualizado a las 10:41 h.La moda gallega, de la mano de Roberto Verino, fue ayer la encargada de abrir la antigua pasarela Cibeles, rebautizada como Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. El nuevo nombre -que obedece a su patrocinador- no es el único cambio de la edición que muestra las propuestas para el otoño-invierno 2012-2013, ya que el certamen ha adelantado sus fechas, coincidiendo con el Salón Internacional de Moda de Madrid (SIMM) y convirtiéndose en la primera cita del circuito internacional, por delante de Londres y Nueva York.
Hasta el domingo, 44 diseñadores mostrarán sus propuestas en un evento que se esfuerza en luchar contra una crisis que, por ejemplo, ha hecho desistir de participar a un histórico como Adolfo Domínguez.
Bajo la atenta mirada de un enjambre de prensa internacional -Cuca Solana, directora del certamen, subraya que hay el doble que en ediciones anteriores-, Verino convirtió la pasarela en un recital «de oficio» con guiños a la alta costura.
Usando Nueva York y las décadas de los años veinte y los setenta del siglo pasado como inspiración, conjugó emoción y seducción en una colección netamente de pasarela: lujo, materiales suntuosos y facturas impecables para recuperar el placer de vestirse. «El optimismo, como el pesimismo, son contagiosos. Y yo trato de contagiar el placer de hacer bien un trabajo y que repercuta en el consumidor, en su autoestima, en sus ganas de disfrutar de la vida», explicó.
Y esas emociones las provocó Verino a través de colores básicos -grises, blancos, tierras y negro-, tejidos ricos -mohair, alpaca, terciopelo, brocados, gasas y print animal- y cortes intemporales, creados para durar como fondo de armario. Abrigos largos, chaquetones y faldas rematadas en pelo, trajes de maxipantalón -que provocaron incluso el aparatoso resbalón de una modelo-, soberbios esmóquines femeninos sobre pantalones de encaje y pedrería y espectaculares vestidos largos en gasa fueron algunas creaciones de su apuesta por reivindicar la moda como inversión. «Porque si compras un buen producto estás haciendo una inversión que te va a durar y te va a hacer sentir única. Yo no estoy para generar una tiranía de la moda», insistió el diseñador gallego.
El espíritu de Jesús del Pozo
La primera jornada también mostró el primer desfile de Jesús del Pozo tras su desaparición, en el que su taller mantuvo el espíritu del creador madrileño en tejidos, colores, cortes e inspiración asiática.
Francis Montesinos, por su parte, volvió a encarnar el exceso y la suntuosidad con vestidos ultrafemeninos en tonos empolvados (además de azules, verdes, negros, rosas o morados), acabados en faldas de dulces plumas.
El «look» más bonito, en el espejito
Con el reclamo de «espejito, espejito, ¿cuál es el look más bonito?», un enorme espejo -patrocinado por Absolut- invitaba a las visitantes a colocarse frente a él y esperar, tras unos pocos segundos en los que tomaba fotografías de la candidata, la respuesta.
«¿Has acertado con tu estilo? Vamos a ver...», aparecía sobreimpresionado en el espejo/pantalla.
La puntuación variaba, así como los comentarios del artilugio: desde «posas bien, pero tu look es aburrido» hasta «perfecta para ir de boda», pasando por «los botines blancos deberían estar prohibidos», el oráculo de la moda no fue complaciente. Eso sí, se convirtió en el reclamo de la jornada, con el añadido de poder recibir por correo la foto y el comentario.