La larga huida del hambre

Anindita ramaswamy DADAAB (KENIA) / DPA

SOCIEDAD

Kenia está desbordada, mientras la hambruna se extiende a más regiones

04 ago 2011 . Actualizado a las 11:17 h.

Durante su viaje de dos meses a pie entre Somalia y Kenia, Habiba Nur perdió la única forma de vida que conocía, pero ganó una nueva con el nacimiento de su hija, Salado. Ella nació en algún lugar a lo largo de los polvorientos caminos que decenas de miles de somalíes usan para llegar al campamento de refugiados de Dadaab en el noreste de Kenia.

Habiba, de 20 años, llegó esta semana a Dadaab junto a su esposo y sus tres hijos, Aden, de ocho años; Boro, de seis; y Ahmed, de tres. Y ahora Salado: «Di a luz a este bebé en el camino, sin ninguna asistencia», dijo sobre su viaje. «No había ni un árbol ni un arbusto debajo del cual sentarse».

«Los hombres no ayudan en estas cosas. Ni recuerdo cómo fue. Pero perdí tanta sangre que mi esposo dice que estoy anémica y por eso pierdo la memoria y la visión frecuentemente», contó Habiba a través de un intérprete.

«Si no hubiera sido fuerte y si mi esposo no hubiera estado conmigo habría dejado a uno o dos de mis hijos en el camino. Algunas madres hicieron eso con sus hijos enfermos», explicó.

Como acaba de llegar, Habiba aún no recibió raciones de comida ni fue sometida a los chequeos médicos que se hacen para registrarse en Dadaab, por lo que su familia subsiste gracias a la generosidad de otros somalíes. «Por lo que veo, mi bebé parece estar bien. Pero nunca la llevé a un doctor ni sé dónde hay un hospital».

Hasta que realicen el proceso oficial, esta familia de seis miembros debe vivir en una tienda destartalada armada con algunas ramas y una sábana que trajeron de su casa, con apenas un cobertor plástico suministrado por Naciones Unidas. Tienen dos jarritos amarillos para el agua, que actualmente usan para afirmar la tienda debido a los fuertes vientos. Los rostros de los niños están cubiertos de polvo.

No había comida en Diinsor, su pueblo natal en el centro de Somalia. Aquí, al menos, les dan algo de avena para empezar y les prometen maíz, aceite, legumbres, arroz y utensilios.

Hay unas 29 tiendas similares en un terreno árido cerca de Dadaab, donde esperan pacientemente los recién llegados. Ellos dicen que tienen más suerte que aquellos que apenas recibieron algo de comida y buscan refugio bajo los árboles durante meses hasta acceder a material para levantar una tienda.

Hambruna en tres regiones más

Entre 1.300 y 1.500 personas llegan cada día a Dadaab, que roza los 400.000 habitantes. El campamento fue construido hace 20 años para 90.000 personas. En julio llegaron más de 40.000 somalíes a Dadaab, la cantidad mensual más alta en la historia del campamento, de acuerdo con Naciones Unidas.

Según Oxfam, los próximos cuatro meses empeorarán la situación en Etiopía, Kenia y partes del sur de Somalia. La situación seguirá siendo clasificada como «emergencia» hasta fines de año y ayer mismo la ONU amplió la declaración de hambruna a otras tres regiones de Somalia. Por su parte, la Unidad de Análisis de la ONU para Seguridad Alimentaria y Nutrición (FSNAU, en inglés) «la hambruna está presente en el asentamiento de desplazados del corredor de Afgoye, la comunidad de desplazados de Mogadiscio -en los siete distritos de la ciudad-, y en los distritos de Balaad y Adale en Middle Shabelle», afirmó Grainne Molony, jefe de la FSNAU en Somalia.

campo de dadaab con una familia de refugiados de somalia

«Perdí tanta sangre que mi esposo dice que estoy anémica y que por eso pierdo la memoria»

Habiba Nur